Lectura del libro «En la línea de fuego: Realidad de los enfrentamientos armados»

 

Ernesto Pérez Vera REALIDAD DE LOS ENFRENTAMIENTOS ARMADOSTras las presentaciones en Ávila, Valencia, Sevilla, Zaragoza y La Línea de la Concepción, las ventas del libro “EN LA LÍNEA DE FUEGO: LA REALIDAD DE LOS ENFRENTAMIENTOS ARMADOS” están siendo un éxito. Han sido tan altas que el Grupo Anaya (editorial Tecnos) se ha visto obligado a reimprimir con urgencia una nueva tirada de ejemplares (cifra de tres ceros, como la primera tirada), los cuales vuelven nuevamente a dejar casi vacías de existencias las estanterías.

El verano está siendo un gran momento de ventas tras el reportaje que publicó «El País» en junio y después de la sugerencia de “Interviú”, en la que se recomienda el libro entre 10 buenas lecturas. Pero no solo de publicidad viven los escritores, el libro lo merece. Si fuese de otra manera las ventas no acompañarían.

Recomendaciones para leer este verano publicadas en la Revista Interviu

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Después de la entrevista que realizamos en STOCKARMAS con motivo del lanzamiento del libro, y que podéis leer aquí, pude hacerme con uno de los primeros ejemplares, lanzándome ávidamente a su lectura. Confieso que cometí el error de leerlo en varias etapas antes de irme a la cama con desvelos incluidos, debido a lo tremendo de lo relatado y a que cada uno de los capítulos me mereció un pequeño periodo de reflexión después de su lectura.

LIBRO EN LA LINEA DE FUEGO REALIDAD DE LOS ENFRENTAMIENTOS ARMADOSHágame caso, el libro enseña… y mucho. Basta decir que nada más abrirlo se presenta un glosario en el que se describen términos como sobrepenetración, calibre, munición FMJ, punta hueca, etc., muy conocidos por los que estamos relacionados con el mundo de las armas, pero que será de utilidad a los lectores más nóveles en estas materias. Además, en las últimas hojas de la obra se presentan una serie de estadísticas sobre los enfrentamientos relatados, lo que recuerda el LEOKA. En ellas podemos ver horarios, distancias y otros gráficos siempre útiles para sacar conclusiones de manera general.

Una vez que nos zambullimos en su lectura, nos damos cuenta que al más puro estilo de una crónica periodística, se narran historias reales contadas con rigor. El lector creerá vivirlo en primera persona, trasladándose imaginariamente al lugar donde ocurrieron los hechos, hasta el punto de que se te eriza el vello debido a lo desgarrador de las imágenes que evocan su lectura. Pero lo mejor de todo es que Ernesto Pérez Vera, como instructor, y Fernando Pérez Pacho, como psicólogo, analizan cada uno de los 22 capítulos dando su visión y apuntalando una obra de gran interés para la comunidad policial.

Cuchillo ensangrentadoMediante un lenguaje sencillo y directo, muy personal, en el libro se van hilvanando las historias que les toco vivir a 27 agentes que lucharon por salvar sus vidas. Algunos mataron a sus agresores, varios los hirieron, pero otros ni se defendieron. Conoceremos enfrentamientos con armas de fuego cortas y largas, grandes cuchillos de cocina e incluso con armas de más de una tonelada de peso, como fue el caso de la agresión que el propio Ernesto sufrió en sus carnes y que, con su permiso, expongo sucintamente a continuación.

Una noche como otra cualquiera en la Línea de la Concepción (Cádiz), el autor del libro estando de servicio junto con un compañero, intercepta un vehículo sospecho. Para sorpresa de los agentes, mientras proceden a la identificación de los 2 ocupantes, el conductor tira a toda velocidad marcha atrás quedando las piernas del policía atrapadas debajo de la puerta. Como puede, se aferra a la ventanilla. Tratando de que el conductor depusiese su actitud, el ahora autor disparó 2 tiros intimidatorios dirigidos al interior del coche, sin intención de alcanzar a sus ocupantes. Pero aun así el vehículo no se detuvo, recorriendo cientos de metros y golpeando repetidamente los coches que estaban estacionados en la calle. Golpes ejecutados, obviamente, con la intención de aplastar al policía. A la desesperada, para salvar su vida, el agente, a bocajarro y con una sola mano, disparó dos veces a las piernas del conductor. Posteriormente, sin saber muy bien cómo, se soltó. Hasta que fue localizado por otros miembros del Cuerpo y varios ciudadanos, permaneció en el asfalto conmocionado y aturdido; desorientado sin saber qué había pasado.

Ernesto, desde entonces, sufre graves secuelas físicas que le han obligado a dejar su profesión. Pero según comenta, las psicológicas son las que le causan más dolor. Este hombre, al igual que otros protagonistas del libro, sufrió la incomprensión de compañeros y mandos, llegando a tener que soportar comentarios del tipo: “Te lo has buscado tú, parando a gente como esa en sitios como ese”, “llevar munición en la recámara es ilegal, no lo comentes nunca con nadie”.

Jefes que se atribuyen los meritos de otros como propios, medallas que no se dan, diligencias en las que misteriosamente se olvida la participación de los protagonistas… Todo esto, sumado a la falta de respaldo social, provoca en los policías sentimientos encontrados que algunas veces llevan a complicadas relaciones familiares, divorcios incluidos.

A pesar de que algunos protagonistas tenían una buena instrucción e incluso eran aficionados al tiro, todos reconocen que no estaban preparados ante el elemento sorpresa. La mayoría admitió haber experimentado miedo. Algunos se quedaron paralizados. Otros no alimentaron su arma, pero apretaban el gatillo sucesivamente sin comprender por qué no salían los tiros. Uno incluso reconoce que no actuó ante una agresión con arma blanca, esgrimida contra él, alegando que nunca se puede disparar a alguien que ataca con un cuchillo, ¡algo del todo incierto!

Quienes nunca hemos tenido que enfrentarnos a una situación real con armas de fuego de por medio, podemos llegar a saber, a partir de la lectura de este libro, qué se siente al ser acuchillado o tiroteado.

 

agosto 8, 2014 08:27