Sobre uno de los muchos jefes de policía que no creen en la policía

 

Sobre uno de los muchos jefes de policía que no creen en la policíaSobre uno de los muchos jefes de policía que no creen en la policía. No seré yo quien defienda a los sindicalistas de sector laboral alguno, menos aún a los de la Policía, trátese de la fuerza que se trate. Tengo mil motivos personales y profesionales para obrar con desconfianza, si bien no viene a cuento pormenorizarlos. La cosa es que ha llegado a mis manos el acta de una reunión sindical celebrada entre un gran jefe de un cuerpo local y varias plataformas sindicales. Pongamos que hablo de una plantilla con más de mil funcionarios y de una de las principales capitales del país.

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Pues verán, leyendo el acta he llegado a un punto en el que el preboste es preguntado respecto a la tardanza en el reparto de los chalecos de protección balística, algo que urge, en opinión del sindicalista que puso el tema sobre la mesa. A lo que el ilustre gerifalte contestó que “el retraso se debe a la propia tramitación del procedimiento administrativo”. Hasta ahí, todo normal, lógico y hasta asumible. Pero la bofetada gorda viene ahora, cuando el señorito defiende la tesis, tan absurda como quien la postula investido de estupidez e ignorancia, de que “los policiales locales no somos el primer grupo que acude a una intervención frente a un atentado terrorista, aunque nos lo podemos encontrar”.  Toma ya, sin vergüenza ni anestesia. ¿Vagancia cerebral, quizás? Este hombre habla de encontrar, mas yo me pregunto quién lo encontraría a él, para luego endiñarle un puesto tan bien remunerado.

No solo es falso que la Policía Local no aparezca en intervenciones terroristas, sino que a veces es, lo sepa o no lo sepa el intendente de marras, la primera fuerza en personarse donde están produciéndose tiros o bombazos. Porque a ver, si bien es cierto que por lo general los agentes locales no penetran en lugares cerrados en busca de terroristas, como efectivamente hacen las unidades especiales de determinados cuerpos, del mismo modo es verdad que cuando los ciudadanos piden socorro ante la detección de disparos, nadie deja de correr para preguntarle al tirador si es un demente fugado de la loquería; si es un cornudo con los cables cruzados, porque su mujer se la da con el vecino; si es un atracador que huye con su botín; o si es un moro con ansias de fornicar con sus correspondientes vírgenes inmortales.

Pero dicho todo esto, ¿no participan los municipales en controles de tráfico en los que pueden comerse el marrón de parar a un terrorista que va o viene de hacer de las suyas? ¿Y si en el control entra un hijoputa que no es yihadista, pero que también es capaz de matar porque le sale de los cojones? Pero es que voy a más, ¿no hay decenas de policías locales formando parte activa de los dispositivos especiales de la Semana Santa, de la feria y de las fiestas de Navidad, por la sana razón de que miles de vecinos se entregan al disfrute de la calle.

Sobre uno de los muchos jefes de policía que no creen en la policía

Eso por no hablar de algo que perdura durante meses y meses, como son las entradas y salidas de los colegios, donde hay que regular el tráfico todos los días en medio de una marabunta de profesores, de padres, de abuelos y de alumnos. Por cierto, en más de un país amenazado por ISIS se han cometido atentados en las puertas de los colegios, principalmente en los judíos y cristianos. Así que sí, señor intendente, su gente se come todo eso y mucho más, por lo que, estemos o no en nivel 4 de alerta terrorista, es más que conveniente que usted no eche tierra sobre las siglas que le dan de comer. Esto pasa, como es natural, cuando los que mandáis no sabéis que no sabéis. O sí, porque algunos sí sois conscientes de vuestras miserias, solo que plin, que lo que interesa es el montante fijo de fin de mes.

A la mente me viene el caso de aquel policía municipal de Madrid que pereció al estallar una bomba colocada por ETA, que aunque no estaba destina al fallecido, sí que formaba parte del cordón de seguridad establecido al efecto. Por citar algo más cercano en el tiempo, porque lo otro sucedió en 1995, recordar los incidentes parisinos del año pasado, en los que una agente de la Policía Municipal fue acribillada por un terrorista, cuando éste huía después de haber matado a otras personas, varios patrulleros incluidos. Sí, la France no es esto, lo admito, pero sus cuerpos locales tienen competencias y estructuras muy similares a las nuestras, como quedó patente en Niza: fueron municipales los primeros funcionarios en responder contra el atropellador del camión. Y fueron municipales porque, ¡voila!, aquello se produjo en el curso de la celebración de una fiesta, la Nacional, donde miles de personas se apoderaron de las calles, como aquí sucede en Semana Santa, en feria y en Navidad. ¿Le suena, caballero?

Pero a ver, vamos a ser sinceros del todo, a un tío que opina tal cosa y que encima la casca tan frescamente, es que la Policía le importa un carajo muy grande. Pero ojo, igualmente podría decir cosas sobre los sindicalistas que usan estos temas como mera munición de presión sindical, sin que en el fondo sientan nada por la profesión y sus funciones. Pero en este caso ellos juegan de buenos, así que venga, a seguir, que hasta aquí llego hoy.

Texto: Ernesto Pérez Vera

noviembre 30, 2016 06:49