Calibre .40 punta hueca, ¿tiene suficiente capacidad de penetración?

Calibre .40 punta hueca, ¿tiene suficiente capacidad de penetración? Esta fue la pregunta que tuvo en vilo al FBI en el año 2006. Por aquellas fechas varios agentes del departamento de policía de Pennsylvania se vieron implicados en un tiroteo con un joven de 18 años. Los policías estaban armados con la pistola Glock 22 del calibre .40 munición Gold Dot 180 gn. y con el fusil M4 calibre .223  munición TAP Hornady con puntas de 55 y 75 gn. Por su parte el agresor portaba una pistola del calibre .45.

Las preocupaciones de la policía surgieron a partir del informe inicial del médico forense que examinó el cadáver del atacante después de ser abatido a tiros. Este primera información dio lugar a que los SWAT (policías tácticos) creyeran que la munición del calibre  .40 S&W no había sido tan efectiva como cabía esperar y que en cambio, la munición .223 les había resuelto la papeleta durante el enfrentamiento. Los SWAT, sorprendidos con las conclusiones del forense, publicaron los resultados en la página web de la NTOA (National Tacical Officers Association).

A continuación, un agente especial difundió el “post” através de la intranet del FBI lo que dio lugar a un efecto bola de nieve y generó muchas dudas respecto a la efectividad de la munición 40S&W HP -la misma que usan los agentes del Federal Bureau of Investigation durante el servicio-.

Se produjo un revuelo tan grande que hasta las universidades de Dakota y Rio Negro recibieron multitud de llamadas y correos electrónicos para verificar si esas informaciones sobre la falta de eficacia del calibre .40 eran ciertas. Finalmente la Universidad de Rio Negro se puso en contacto con la Policía Estatal de Pensylvania con la intención de ofrecerle su ayuda y realizar un estudio pormenorizado de los hechos.

Pero empecemos por el principio y analicemos la información sobre las conclusiones del forense que fueron publicadas en el blog del NTOA:

Tres agentes se vieron involucrados en un enfrentamiento armado esta semana. Los agentes fueron emboscados, iniciándose el tiroteo mientras aún estaban en el interior sus vehículos. Un agente fue herido de gravedad en su antebrazo -sin que pudiera devolver el fuego-, otro fue alcanzado en la cabeza debido a un rebote y un tercero sufrió heridas sin especificar.

El atacante portaba una pistola del calibre.45 y los agentes la Glock 22 calibre .40 con munición de punta hueca (Holow point). La policía disparó al agresor en el brazo izquierdo destrozándole el húmero. A pesar de las heridas siguió haciendo fuego. Durante la lucha recibió además cinco disparos de pistola en pecho y abdomen. Viendo que el sujeto no caía abatido, uno de los oficiales armado con un M4 empezó a disparar desde debajo de su vehículo alcanzándole en el pie izquierdo.

Radiografías del antebrazo derecho, torso y abdomen

El atacante seguió disparando sobre los funcionarios hasta que finalmente fue flanqueado y derribado por los disparos del calibre .223 con puntas blindadas de 55 gn. y puntas huecas de 75 gn. La distancia de enfrentamiento entre el sujeto y los oficiales de policía fue de aproximadamente 6 metros y la duración del tiroteo menos de cuatro minutos.

En EE.UU, la policía utiliza la técnica de «abatimiento del blanco» que consiste en disparar tantas veces como sea necesario hasta ver, fehacientemente, que el agresor cae al suelo.

Según el informe del médico forense, el sujeto, que previamente había estado fumando marihuana, vestía solo con una camiseta debajo de su chaqueta. Todos los disparos del calibre .40 con punta hueca se expandieron penetrando menos de 1”. Además recibió un tiro en la garganta que penetró también menos de 1”. En el informe se aseveraba que estos disparos no incapacitaron al atacante debido a la falta de penetración de la munición empleada. Todas las balas recuperadas del cuerpo estaban en perfecto estado y habían sido impactos directos apreciándose aun marcas del estriado del cañón.

El joven de 18 años recibió 17 disparos del .223, 13 de los cuales le atravesaron completamente. De las tres balas que quedaron en su interior, una le destrozo la cadera, otra le alcanzó el pulmón y la tercera le seccionó la  aorta, cayendo derrumbado. En el informe forense se dijo que las balas del .223 le habían producido más daños internos masivos que la munición del .40.

La policía realizó un total de 107 disparos y el agresor disparó 26 veces e incluso realizó varias recargas de una caja de munición suelta.

Este es el segundo incidente en el que los agentes del departamento de policía tienen que disparar numerosas veces con calibre .40 a un sujeto hasta que cae abatido, surgiendo de este modo las dudas por parte del FBI. En ese otro enfrentamiento, el atacante fue disparado más de diez veces mientras seguía haciendo fuego hasta que finalmente recibió un disparo en la cabeza.

Al encontrarse el agresor en el interior del vehículo, todos los disparos efectuados por la policía atravesaron las lunas del coche. La parte trasera del asiento fue alcanzada varias veces pero todas las balas quedaron alojadas en el respaldo sin que ninguna lo atravesara completamente. “Según los investigadores de este caso, el motivo de los malos resultados balísticos fue que las balas impactaron previamente con los cristales antes de alcanzar el objetivo”.

Dejando de lado este otro incidente, un tiempo después de lo ocurrido en Pensylvania, por fin el estudio de la Universidad de Rio Negro salió a la luz, pero… ¿Cuáles fueron los resultados?

De acuerdo con los test realizados sobre diferentes barras de gelatina balística, las conclusiones de la universidad fueron las siguientes:

• La munición punta hueca calibre .40 180 gn. Gold Dot cumple los estándares de rendimiento terminal requeridos por el FBI. Posee la adecuada penetración y es materialmente imposible que se hubiera expandido en solo una pulgada.

• La munición Hornady calibre .223 con puntas de 55 y 75 gn no cumplen con los estándares de rendimiento terminal requeridos por el FBI y por lo tanto no habían producido más daños masivos internos que la munición de calibre .40

Después de haber leído todo lo que se acaba de exponer en este artículo, incluidos los resultados de las investigaciones de la Universidad de Rio Negro, se pueden sacar varias conclusiones:

En primer lugar, está claro que el informe inicial del forense era inexacto, por lo tanto la munición del .40 no había fallado en este incidente. La munición penetró de manera adecuada.

Lo que si es cierto es que algunas personas pueden aguantar muchos impactos de bala antes de caer abatidas. Esta resistencia extrema se produce generalmente cuando no hay percepción del dolor y por lo tanto no existe el efecto psicológico incapacitante al ser disparado. La falta de dolor puede ser gracias al alcohol, narcóticos o la simple adrenalina pero aún sin la ayuda de estas drogas, la disposición para seguir peleando puede hacer resistir al atacante de manera extraordinaria.

Debido a lo anterior la colocación del disparo es mucho más importante que el poder de parada para detener a una amenaza de manera efectiva. A pasar de esto no podemos obviar ciertos aspectos. Es cierto que si te dan con un .22LR en la cabeza es probable que quedes incapacitado de inmediato pero sinceramente no veo a ninguna policía del mundo cuya prioridad sea incapacitar objetivos disparándole en la cabeza. Además, la realidad de un enfrentamiento armado desaconseja totalmente esta opción, en consecuencia el calibre y tipo de municiones no pueden ser ignorados.

Por último me gustaría recordarte una cosa más. Muy pocas personas han investigado o producido información de calidad y creíble respecto a temas de balística terminal. Estas  informaciones son variadas y están sujetas a teorías contradictorias. Existen ideas falsas muy extendidas así que todo lo que leamos sobre este tema en internet y que no esté acompañado del consiguiente estudio debe ser cogido con pinzas y ser contrastado antes de tomarlo como verídico.