¿Cuánto debemos introducir el proyectil en la vaina durante la recarga? Antes de continuar con mi serie de artículos sobre la recarga del cartucho 30.06 me gustaría comentar una operación que, como todas las demás cuando hablamos de recargar munición, requiere mucha regularidad y atención ya que si se hace mal puede ocasionar sobrepresiones y falta de precisión, entre otros problemas. Se trata de asentar o engarzar la bala correctamente. Previo a meternos en materia conviene medir el salto de estrías de nuestra arma para saber hasta dónde podemos introducir el proyectil o, mejor dicho, para conocer cuál es el punto desde donde no podemos alargar más el cartucho. Para aclarar conceptos, repasemos primero cómo es el interior de la recámara de un arma de fuego. Básicamente tenemos de dentro a fuera: recámara, garganta, rampa o leade y estriado, que a su vez compuesto por campos y estrías.
En la zona del cuello del cartucho hay una holgura entre la vaina y la recámara (absolutamente necesaria porque es preciso que el cuello se expanda un poco para aflojar la tensión y dejar salir el proyectil), pero a partir de la boca de la vaina, esta holgura aumenta ya que no dibuja el perfil del proyectil, sino que queda recta desde los laterales correspondientes al cuello. Por eso, muchos rifles de competición buscan que esa zona sea lo más corta posible para que la bala tome contacto con las estrías antes de salir del todo del cuello de la vaina y quede suelta (ese principio se ve muy bien en los revólveres, donde se busca que la bala entre en el cono de forzadura antes de salir del alveolo).
Además, debéis saber que el estriado no empieza bruscamente sino que tiene una rampa de acceso con un ángulo que hace que la pendiente sea más o menos larga. En muchos casos, de este ligero ángulo depende la precisión del arma, y estoy pensando sobre todo en el Mauser Sueco, cuya rampa es fundamental para que tire bien determinada gama de pesos. Esa rampa es en realidad el primer contacto que tiene el proyectil con el estriado antes de entrar en el mismo. De hecho, cuando tomamos medidas, lo que tocamos son los campos de esa rampa y en realidad no la metemos en el estriado del ánima, es la pólvora la que se encarga de eso. A partir del momento que toquemos “estrías” a nuestra munición le quitaremos de 0.010″ a 0.030″. Barnes aconseja más para sus balas monolíticas, y en concreto para la Triple Shock entre 0.030″ y 0.070″. Pero no nos adelantemos. Para tomar medidas del salto de estrías yo empleo el utensilio que podéis ver en la imagen de la derecha. Tiene un cuerpo tubular central, un empujador, un retén del empujador, una ventana con corte cuadrado y una rosca en un extremo. Con este útil se usan unas vainas especiales que se enroscan en su extremo para conformar una unidad con el empujador; además estas vainas tienen el cuello ligeramente más amplio para que la bala se mueva libremente.
En las siguientes imágenes podemos ver el freno del empujador y varias vainas especiales.
El empujador corre libre para hacer llegar la bala hasta los campos. Es curioso y debéis tener en cuenta que en muchos rifles al hacer eso con un proyectil del peso medio-bajo (en relación al calibre) llega a salirse del cuello antes de tocar los campos. Casi siempre, es descriptivo de para qué peso ideal de bala pensó el fabricante su cañón. De hecho, cuando mucha gente en los USA se hace un cañón “custom” toma como referencia el cartucho hecho con la bala concreta con la que va a tirar a efectos de nacimiento de la rampa, y sólo irá bien con esa bala. Bien, sigamos con la explicación. Cuando empujamos y el proyectil llega a tocar los campos, frenamos el empujador fijándolo mediante un tornillo que trae para tal fin. Seguidamente extraeremos el conjunto, luego veremos para qué. Veamos ahora el conjunto vaina-medidor, con el empujador asomando.
Recargaremos el cartucho con la punta Norma Vulcan de 180 grains que podemos apreciar en la siguiente imagen.
En este proyectil se ve una acanaladura para el crimpado. Si os fijáis, la acanaladura deja a la base un espacio muy corto. Puede que esté pensado para el .300 WM, que tiene un cuello aún más corto que este calibre. En realidad, cuando la monto en el 30-’06 Sprg no hago caso de las medidas y sencillamente no crimpo ya que no está pensada para él. Si os preguntáis por que utilizo esta bala pensada para el .300 WM os diré que es un proyectil que mata muy bien a las distancias de uso de batida del 30-’06 Sprg, digamos 180 o 200 metros.
En la imagen podemos ver que he puesto muy dentro el proyectil para que se aprecie que la bala va a correr libremente hasta tocar los campos del cañón.
Una vez enroscada la vaina especial al utensilio y puesta la bala que va a tomar medidas, se mete todo el conjunto en el rifle por detrás de la acción, en lugar del cerrojo.
Se empuja desde detrás para que la bala llegue tan al fondo como pueda. Cuando no podemos introducirla más es que ha tocado los campos de la rampa del estriado.
En ese momento se bloquea el empujador con el tornillo quedando tomada la medida exacta. A veces la bala queda encajada en ese punto, no pasa nada, podemos extraer el conjunto con la ayuda de una baqueta sin ningún problema. Vamos a usar una herramienta en forma de hexágono para conocer la medida real hasta el punto en que ha tocado la bala. Esta herramienta fabricada por SINCLAIR es una especie de tuerca con agujeros en cada una de sus caras que se corresponden a ocho calibres distintos. En nuestro caso para el calibre 30.06 es necesario utilizar el agujero con el número 30. Todo consiste en ensamblar el conjunto medidor con la bala incorporada y metida en el nº 30. Ese nuevo conjunto se mide de extremo a extremo. Recordad que el hexágono mide una pulgada menos dos milésimas; podemos redondear a una pulgada. La bala toca dentro del rifle a 3.656″. Ahora hago una reflexión. Es obvio que el LTC no importa en absoluto excepto para que la munición entre en el cargador. Todo lo que la bala se meta dentro del cañón nos es indiferente, lo que nos importa es la distancia que existe entre el proyectil y los campos.
En la fotografía de la derecha podemos observar hasta dónde se introducirá la bala dentro de la vaina cuando la engarcemos o asentemos. Como hemos dicho al principio del texto, lo correcto al conformar un cartucho es rebajar entre 0.010″ y 0.030″ la medida donde el proyectil toca el estriado. Vamos a hacer esto último (3.656″- 0.030 = 3.626″) por lo que el punto de la ojiva que antes tocaba los campos debemos retrasarlo hasta los 3.626″.
Por fin sabemos cuánto introducir el proyectil en el casquillo durante la recarga de munición para un arma concreta. De esta manera conseguiremos mejores prestaciones y precisión durante el disparo. Espero que el texto os haya sido de ayuda. Texto: JohnWoolf