El buen acero Eibarrés: Revólveres Astra y Llama

 

El buen acero Eibarrés: Revólveres Astra y LlamaEn la entrada de hoy vamos a hablar de revólveres, profundizando en aquellos fabricados con el buen acero eibarrés como son los de la casa Astra y Llama. El revólver está prácticamente desplazado del mundo policial y de seguridad, ya que tras la irrupción a finales de los años 80 de las pistolas de 9 m/m de doble acción y gran capacidad, la mayoría de los usuarios se sienten “indefensos” con un arma que solo alberga 6 disparos, y que es más lenta para recargar (sin entrenamiento, claro). Sobre todo entre los miembros de seguridad privada, cuya arma reglamentaria mayoritaria es el revólver, cunde la idea de que esta arma es muy inferior al resto.

Yo creo que esta postura no es acertada en absoluto, y argumento mi postura en varios factores:

  • No existe una diferencia significativa en la potencia de los calibres policiales más usuales en pistola y revólver: 9mm / .38 Special, .40 S&W / .357 Mágnum, etc., por tanto el poder de parada / efectividad / como queramos llamarlo, es similar. De hecho, el .38 Spl. se consideró en su día una mala munición, pero no significativamente peor de lo que resultó el 9m/m Parabellum.
  • El revólver calibre .357 Mágnum no ha sido sustituido por otra arma corta más eficaz, de hecho, su performance es la guía por la que se han medido calibres como el 10 m/m Auto o el 357 SIG.
  • Es cierto que la pistola alberga mayor cantidad de munición que el revólver, hasta más del triple, y que el número de disparos realizados por los policías ha subido a la par que se les entregaban armas de mayor capacidad de cargador. Sin embargo, el número de impactos efectivos no ha variado mucho desde los años 70. De hecho, considero que este factor se puede observar en cualquier tipo de arma: en el paso de cerrojo a semiautomática y posteriormente a fuego en ráfaga, de depósito de municiones a cargador extraíble… siempre que la técnica del arma ha permitido disparar más veces y más rápido, el consumo de munición ha aumentado, aunque no siempre lo ha hecho el número de impactos en el blanco.
  • Hoy en día, la elección del revólver sobre la semiautomática puede depender de factores tan dispares como obligaciones normativas (es el arma reglamentaria, en el 99% de los casos un agente de policía va a recibir una pistola), precio (al precio que están las Glocks, pocos van a invertir en un Smith and Wesson), herencias (esto se ve mucho en mandos militares y policiales), modas (me remito a una reflexión anterior, el revólver se considera “anticuado” y ahí nos quedamos), o preferencias personales poco lógicas (muy pocos tiradores argumentan más allá del “solo tiene 6 tiros y a la Glock le entran 18”)
  • El tiro defensivo se representa como un triángulo: preparación mental/ tácticas/ equipo. Los 2 primeros son el 90%, por tanto, la marginal diferencia entre los dos tipos de armas no supone una gran diferencia a la hora de vencer o perder, como muchos aseguran (o como están convencidos en su subconsciente).

Realmente, tras hablar del tema con muchos amigos tiradores, tanto profesionales (policías y militares) como deportivos, tengo que admitir que existen multitud de ideas infundadas acerca de las características y capacidades de este tipo de armas. Por ello, he recopilado una serie de ideas que propongo como reflexión antes de avanzar en el artículo:

  • Como adelanté anteriormente, no existe una diferencia palpable entre la efectividad de las municiones usadas en los revólveres de servicio, y las que usan pistolas semiautomáticas que conviven con ellos o que los reemplazaron. Es más, problemas planteados con longitud total del cartucho, geometría de la punta, etc. que producen interrupciones en las pistolas, no eran siquiera comentados en la era del revólver.
  • Desde la aparición del revólver como arma “policial”, tanto en su variante de avancarga a mediados del Siglo XIX, como en su versión moderna a partir de la aparición del Smith and Wesson Military and Police en 1.899, hasta la introducción en masa de las “wonder nine” en 1.975-80, el revólver era usado prácticamente para todo: caza, tiro, defensa, seguridad, etc. y nadie se quejaba de su funcionamiento. La llegada de la semiautomática fue acompañada de una campaña de “desprestigio” del revólver.
  • Aunque actualmente casi no se usa en tareas policiales en Estados Unidos, cerca del 40% de las armas cortas vendidas en ese país son revólveres. Hasta la llegada de las Glock subcompactas, la práctica totalidad de las “segundas armas” de los policías eran revólveres de cañón corto del calibre .38 Spl. De hecho, el arma reglamentaria del NYPD para tareas de paisano era uno de estos revólveres hasta bien entrados los 90.
  • Son menos sensibles a los cambios de munición que las pistolas: mientras no excedamos los límites de presión, podemos usar “lo que queramos”, incluso mezclar diferentes tipos de puntas en el mismo tambor sin problemas. Intentad hacer esto en una semiauto… la interrupción estará servida. En los años 70, los policías que pretendían usar puntas “especiales” en las semiautomáticas ( en aquella época, prácticamente eran o 1911 o Browning GP35), solo usaban el proyectil exótico en la recámara, el resto albergado en el cargador era de tipo “normal”, ya que si no lo hacían así, el arma no funcionaría.
  • Poseen menos mandos que accionar, por lo que se acepta que es más fácil aprender a usar un revólver que otros tipos de armas cortas. No obstante, también es cierto que es más difícil aprender a disparar “bien” con ellos. Hoy en día, muchos instructores de tiro defensivo o policial mantienen que, cuantos menos “botones” y “aletas” encontremos en el arma, mejor. En los revólveres solo hallaremos el pestillo para abrir el cilindro.
  • Prácticamente la totalidad de los revólveres modernos son de doble acción, lo que supone un seguro adicional dado el mayor recorrido y dureza de este sistema. Claro que bajo estrés esos 4 kilos de presión pueden ser insignificantes, pero siempre constituirán una pequeña diferencia a favor de este tipo de armas. No obstante, este mecanismo ( al igual que el resto existentes en las armas de fuego), no suple al entrenamiento en normas de seguridad.
  • Entre un revólver y una pistola de similares calidades de fabricación, el primero será más fiable. También generalmente será más económico ( al menos, esto era cierto hasta la llegada de las pistolas de plástico). Los revólveres necesitan menor rodaje ( break in), aunque cuanto más usado esté, más suave será la acción. Algunos pistoleros famosos del Oeste preferían adquirir armas de segunda mano por este motivo.
  • No son susceptibles al “limp wristing” ( empuñar el arma sin que esté alineada con el antebrazo, lo que provoca interrupciones en las semiautomáticas al no encontrar resistencia el muelle recuperador). Podemos disparar desde cualquier posición y sin siquiera empuñar correctamente.
  • Podemos disparar a distancia de contacto sin que el seguro de desconexión inutilice el arma.
  • La empuñadura se puede adaptar a cualquier tamaño de mano. Las pistolas más modernas pueden hacer esto hasta cierto punto, pero siempre limitadas por el tamaño del cargador y el muelle real.
  • Se puede entrenar el tiro en seco con prácticamente las mismas funciones que el arma en estado de servicio. Las pistolas semiautomáticas no reproducen el mecanismo DA/SA en seco, y si son de simple acción, hay que montarlas manualmente tras cada disparo.
  • Un revólver con martillo oculto ( como el Smith and Wesson Bodyguard y similares), es el único tipo de arma que se puede disparar desde el bolsillo sin sufrir interrupciones.

También son evidentes algunos inconvenientes:

  • El mecanismo de doble acción es difícil de dominar, requiere técnica y entrenamiento, por lo que la mayoría de los tiradores obtendrán mejores resultados con una pistola de simple acción. Claro que se puede montar el martillo manualmente y hacer lo mismo con el revólver, pero solo en la vertiente deportiva, un revólver policial siempre se usará en doble acción. Esto también sucede al revés, un policía acostumbrado a la doble acción tendrá problemas al pasar a una pistola de simple. Por este motivo, muchas agencias norteamericanas han adoptado pistolas DAO, y el N.Y.P.D. solicitó disparadores más duros en sus Glock.
  • El retroceso se percibe más que en una pistola, ya que no hay muelle recuperador ni corredera que se mueva hacia atrás ( absorbiendo parte de la energía).
  • La poca capacidad de munición la hace poco adecuada para uso militar ( aunque, mientras no hubo otra cosa, cumplió esta función, véase la Guerra Civil norteamericana).

 

Historia, usuarios y variantes:

Vigilante de seguridad armado con un revólverEn otros artículos hablaré de firmas Astra Unceta y Cía y Llama, por lo que no quisiera extenderme hoy más que en una referencia concreta a sus revólveres. En general, y hacia el final de su historia, ambas firmas produjeron armas de gran calidad, tomando como base el diseño de los Smith and Wesson, que en el caso de Llama era tan fiel, que muchas de las piezas y accesorios de los norteamericanos se podían instalar en los españoles. Su calidad de fabricación y acabado eran tan buenos como los de cualquier competidor, y algunos usuarios al otro lado del charco, los comparan con los actuales Taurus.

A pesar de ello, estas armas son relativamente económicas, llegando a cotizarse algunos Astra a menos de 60 euros. Por ello, son extremadamente populares, tanto en el mundo del tiro deportivo (prácticamente todos los campos de tiro olímpico españoles tienen una docena de Cadix o NC-6 para la práctica de los tiradores noveles), como en el de la seguridad privada, donde podemos encontrar cualquiera de los modelos, y que son los principales usuarios “oficiales” en la actualidad.

 

Los modelos más conocidos de ambas firmas son los siguientes:

Astra Cadix: Uno de los modelos más conocidos, se fabricó desde 1958 a 1973, en los calibres .22lr con cañones de 51, 102 y 152 m/m, y a partir de 1962 en .38 Spl con tambor para 5 disparos. Hasta 1968, la empuñadura tenía un curioso sistema para regular su tamaño, en base a unas láminas intercambiables. En 1968 se instala una cacha de madera tradicional, y se modifica el mecanismo de percusión con un anillo que regulaba la presión del muelle real, de modo que podíamos elegir entre diversas presiones del disparador. En 1969 aparecieron 2 modelos nuevos, unos de 6 disparos del .32 S&W, y otro de 9 recamarado para el .22 Mágnum. Todos ellos tenían miras regulables en altura y lateralidad.

Revólver Astra Cadix

Astra NC-6: Versión mejorada de la Cadix, muy similar en aspecto y prestaciones.

Astra Police: El Police se fabricó a partir de 1980 como reemplazo del modelo 357, con un martillo más robusto y el punto de mira con un perfil más bajo para impedir que se enganchara en la ropa al desenfundar. Sus mecanismos son tomados del modelo 680, con el que muchas piezas son intercambiables. El principal distintivo de este revólver eran sus cilindros intercambiables, al estilo del famoso F.N. Barracuda. En principio, el Police se ofrecía solo en .357/.38, pero a partir de 1984, existe la posibilidad de, cambiando el tambor y usando clips para sujetar la munición, disparar el 9 m/m Parabellum. El Police tuvo escasa aceptación, a pesar de que podía utilizar accesorios de Smith and Wesson ( de armazón L) con ligeras modificaciones, así como los “speed loaders” para estos modelos.

Revólver Astra 960Astra 960: El “buque insignia” de la marca, y probablemente el mejor revólver fabricado en España, el 960 aparece en los años 70 como una copia del famoso Smith and Wesson 28 “Highway Patrolman”, pero en calibre .38 Spl. Su principal mérito fue ser arma reglamentaria en la Policía Nacional, hasta ser reemplazado a partir de 1981 por la Star 28 ( no obstante, y ante la falta de semiautomáticas, el 960 siguió en el cinto de los agentes hasta finales de los 80). El tambor era de 6 disparos, y tenía alza ajustable, obteniendo muy buenos resultados en tiro de precisión. Al ser una copia casi exacta del S&W, algunos de sus accesorios como las cachas Pachmayr, se le pueden instalar sin problemas. Imagen Revolver Astra 38 spl 4”.

Astra 250: Variante de la Cadix en calibre .38 Spl y cañón de 51 m/m usada por la Guardia Civil.

Astra 680: Apareció en 1982, sustituyendo al Cadix 250, que era de 5 disparos (el 680 albergaba 6), siendo básicamente una copia del Smith and Wesson 36. Es un típico revólver “chato”, con cañón de 2 pulgadas y cuyos elementos de puntería consiste en un punto fijo y un canal sobre el armazón de forma semicircular. Se fabricó en calibre .38 Spl, y cuando se dejó de comercializar el 250, también en .22 y .32. Fue muy usado ( aún se ven algunos), por los miembros del Cuerpo Nacional de Policía que desarrollaban labores de paisano, y es en general un arma de gran calidad.

Imagen del libro de instrucciones del Astra 680

Imagen del libro de instrucciones del Astra 680

Astra 357: versión del modelo 960 en calibre .357 Mágnum para el mercado civil estadounidense.

Revólver llama MartialLlama Martial: Este revólver une características y aspecto general de los Smith and Wesson, con detalles de Colt, como la solista ventilada que se convirtió en signo inconfundible de su identidad. Cuenta con el seguro excéntrico, típico de los Llama y que más tarde comentaremos. Este robusto revólver se mantuvo en producción desde 1969 a 1977 en calibres .22 y .38, y en menor medida en .357. Sus miras eran regulables y las cachas de nogal de pequeño tamaño, al estilo de las del primer modelo de S&W 27. Esta característica fue heredada por su sucesor, el Comanche, y es su principal inconveniente, aunque se pueden sustituir por otras para Colt/ S&W.

Imagen Llama Comanche 357 Magnum.

Imagen Llama Comanche 357 Magnum.

Llama Comanche: Competidor directo del Astra 960, pero de peor calidad, es fácilmente distinguible por la solista ventilada, al estilo del Colt Python. Existen 3 modelos según el calibre: el Comanche I fabricado de 1977 a 1983, disparaba el .22 lr con 6 recámaras en su tambor, el Comanche II producido en las mismas fechas, el .38 Special, y al Comanche III ( a partir de 1978), el .357 Mágnum. Contaba con 2 seguros: el excéntrico, y otro que bloqueaba el disparador cuando el cilindro se encontraba basculado.

Llama Scorpio/ Piccolo: Modelo también muy común entre funcionarios de paisano o como arma personal, viene a ser la contrapartida del modelo 680 de Astra. Estaba basado en el Martial, y se vendió con este nombre desde 1965 a 1985, año en que cambió el nombre por el de Piccolo, retomando el original en 1988. El alza era fija y la empuñadura de nogal.

 

¿En qué calibres se fabrican y qué piezas son intercambiables entre ellos?

Dos han sido los calibres policiales en que se han fabricado los revólveres “made in Spain”: el .38 Special y el .357 Mágnum, aunque mayoritariamente, los adoptados reglamentariamente lo han sido en el primer calibre. La parte del león, sin duda, se la lleva el sector de la seguridad privada, donde el revólver calibre .38 es el arma establecida por ley para los servicios que requieran esta herramienta. También por ley se establece el tipo de punta que deben utilizar: de plomo o blindada. La práctica inexistencia de municiones blindadas en la munición del .38 aboca a los vigilantes de seguridad a usar el plomo, un tipo de punta que en este calibre se ha demostrado nefasta, baste revisar los casos reales acontecidos a los policías norteamericanos en los años 60 y 70. Una buena alternativa que cumpliría con las prerrogativas legales, es la wad-cutter, pensada en principio para tiro al blanco, pero que gracias a su borde liso, tiende a no “rebotar” del blanco ( humano, se entiende), y a romper los huesos planos en lugar de deslizarse por ellos sin causar lesiones graves. También suele tener una punta más pesada, lo que teniendo en cuenta la escasa potencia de la munición, puede aumentar en cierto modo la fuerza del impacto.

Disparo con revólver

 

Seguros y sistema de desamartillado:

Los revólveres españoles utilizan el sistema Colt para percutir el cartucho, es decir, la aguja percutora es independiente del martillo. De este modo, se permite la inclusión de sistemas de seguridad automáticos para prevenir disparos accidentales. Concretamente, encontramos dos grandes tipos de seguros: los Astra utilizan el llamado “de interposición de masas”, consistente en una chapita metálica que se sitúa entre el martillo percutor y la aguja, mientras que el mecanismos de disparo está en reposo. Cuando apretamos el disparador, al retroceder la cadeneta, tiraremos hacia abajo y hacia atrás de esta chapita, descubriendo la aguja percutora y permitiendo que el martillo la golpee al caer. Este sistema es el empleado por la mayoría de revólveres modernos.

El otro sistema, mecánicamente más “extraño”, es el usado por los Llama, y que no es otro que el seguro “excéntrico”. En este, el eje del martillo percutor no es simétrico, de modo que al disparar y girar, modifica su altura respecto a la aguja percutora, bajando un poco hasta situarse a su altura. Este mecanismo no se ha prodigado tanto, aunque es tan válido como el otro.

Algunos modelos tienen también un seguro que bloquea el disparador cuando el cilindro se encuentra abierto para recargar.

 

¿Qué tipo de municiones puedo utilizar en los Astra y Llama?

La gran ventaja del revólver sobre la semiautomática, es que puede utilizar cualquier tipo de punta en su munición sin miedo a interrupciones, incluso mezclarlas en el mismo tambor sin notar diferencia alguna.

Munición .38 spl

Generalmente, los problemas aparecen en dos sentidos: el primero el uso de cartuchería recargada, más allá de los límites de diseño del arma. El .38 Spl era originariamente de pólvora negra, de modo que al cambiar a piroxilada, la cantidad de la esta sustancia se redujo, quedando espacio libre en la vaina ( si sacudimos un cartucho del .38 al oído veremos que “suena”, cosa que no ocurre con otras municiones con relaciones más altas de volumen de pólvora, como el 9m/m Parabellum). Esto invita a muchos a aumentar la carga ( ya que cabe más pólvora), con resultados catastróficos.

El segundo gran problema es la limpieza. Los revólveres tienen fama de armas fiables y “duras”, pero con un límite. Particularmente problemáticas son las municiones con punta de plomo, que tras largas sesiones de tiro dejarán gran cantidad de residuos en el cañón, con el peligro de que se creen sobrepresiones. Esto es particularmente cierto en las armas de los clubes deportivos, que no suelen limpiarse.

La única solución es limpiar adecuadamente el cañón, labor que antiguamente se hacía “artesanalmente” con mercurio, pero para la que hoy en día hay productos específicos y menos peligrosos.

Existe la leyenda de que el revólver nunca se interrumpe, y es cierto que ocurre con menos frecuencia, pero cuando nos encontramos con una incidencia, será más complicada de resolver que con la semiautomática.

La primera suele ser un fallo de munición, en ese caso con volver a apretar el gatillo simplemente pasaremos sobre ese cartucho defectuoso e iniciaremos el siguiente. Bajo estrés, ni nos daremos cuenta: los tiradores suelen disparar continuamente hasta agotar la munición.

Si llegamos a darnos cuenta, o realmente nos encontramos ante un fallo mecánico (el disparador se queda atascado, el cilindro no gira), podemos aplicar el clásico Tap-Rack-Bang pero adaptado al revólver: golpeamos con la palma el tambor desde un lateral, y volvemos a disparar. Esto puede dañar seriamente el arma, de modo que solo lo haremos en una situación “real”.

Si el cilindro no se abre, también podemos golpearlo, esta vez desde la derecha: también se trataría de un último recurso…

Si nos encontramos con un tambor que no gira porque hay un cartucho que se ha desorganizado y la punta sobresale por delante, o se desenrosca la varilla del extractor ( hay que revisarla de vez en cuando), hay que tirar el arma y pasar al back-up. Otro tipo especial de interrupción muy difícil de solucionar cuando tenemos a los malos encima, es que el reborde de un cartucho se cuele debajo de la estrella del extractor. En ese caso, también le tiraremos el revólver a la cara al “caco” y pasaremos al plan B ( desenfundar el “back-up” o echar a correr…).

 

¿Puedo disparar el revólver en seco?

No es recomendable disparar en seco los Llama y Astra, ya que al ser la aguja percutora independiente, corremos el mismo riesgo de romperla que si disparamos una semiautomática. Siempre hay que usar aliviapercutores.

También ha que evitar las recargas “Humphrey Bogart”, consistentes en cerrar el cilindro dando un tirón con la mano que empuña, de modo que se desplace por la inercia. Con esto, lo único que conseguiremos es doblar la varilla central, lo que inutilizará el arma ( el tambor no se podrá cerrar o no girará).

 

¿Existen diferentes disparadores para estos revólveres?

El gran problema del revólver, y por el que muchos lo abandonan por la semiautomática, es que su uso en combate es siempre en doble acción. Todos los que han disparado un arma en esta modalidad saben que es bastante más “dificil” acertar, ya que el recorrido y la mayor presión hacen que el arma tiemble y el punto de mira baile por toda la diana, impactando los proyectiles con una gran dispersión. Sólo hay una solución a esto: aprender la técnica adecuada y practicar muuucho, muchísimo tanto en el campo como en nuestra casa ( en seco, claro).

Para lograr perfeccionar esto, el disparador debe modificarse. Los gatillos anchos y planos, como los que traen de serie los Smith and Wesson, son más apropiados para tiro en simple acción/ al blanco. Para disparar en doble acción, debe ser estrecho, redondeado y de superficie lisa, de modo que el dedo resbale sobre su superficie a medida que lo apretamos, al estilo de los que encontramos en los Colt. La distancia desde el dorso de la empuñadura al frontal del disparador es crítica, y será la diferencia entre unos modelos y otros a la hora de disparar con comodidad.

Respecto a la técnica, usaremos la descrita por Massad Ayoob en su sistema “stress fire”: empuñar lo más alto que nos permita el diseño de la empuñadura, apretar con fuerza ( hasta que se nos “corte la circulación”), adoptar una posición de tiro lo más sólida posible ( isósceles), colocar el disparador apoyado no en la yema del dedo, sino en la primera articulación del mismo, concentrarnos en el punto de mira, y disparar.

Aquí viene el gran problema: el largo recorrido y la presión harán que el punto de mira baile sobre el blanco, y posiblemente al salir el disparo, estará en cualquier sitio menos donde queríamos. Hay 2 técnicas para hacerlo, la primera se denomina “en tiempos”, y consiste en ir apretando el disparador hasta que el martillo está casi en su posición más atrasada, entonces fijar el punto de mira en el blanco y apretar los últimos gramos de presión hasta que cae. Básicamente lo que haríamos es llevar el martillo a la posición de simple acción. Este método no funciona en el estrés de un tiroteo, claro está.

El sistema adecuado consiste en practicar un “tirón” constante y rápido del disparador en todo su recorrido, resetear y volver a apretar de forma continua. El punto de mira “bailará”, pero con práctica conseguiremos agrupaciones cada vez más cerradas, es cuestión de hacerlo mucho ( sobre todo en seco).

 

Mantenimiento:

limpieza revolverEl revólver es menos sensible a la suciedad que la semiautomática, pero no por eso debe dejar de limpiarse. El proceso es similar al de una pistola, con la salvedad de que no tenemos que desmontarlo, simplemente abriendo el cilindro podremos acceder a todos los mecanismos importantes.

Comenzaremos limpiando el cañón: podemos usar un parche o directamente rociar con el spray de “bore cleaner” el ánima y cada una de las recámaras. Después, con un cepillo empapado de la misma sustancia, frotaremos el alojamiento del cilindro.

Tras esto, lo secaremos bien con un algodón.

Pulsar la varilla del extractor, y manteniéndola así, limpiaremos la zona que queda oculta por el cilindro.

Pasar paño empapado por el cañón, varios hasta que salgan limpios, y después pasar 2 o 3 secos. Hacer lo mismo con las recámaras. Si el cañón está emplomado se puede pasar una baqueta especial o, si no disponemos de ella, enrollar un poco de scotch-brite en una baqueta normal. En las recámaras hay que usar un cepillo de 1 calibre superior al del arma.

Lubricaremos varias zonas: 1 gota en el brazo basculante, después abrir y cerrar varias veces; 2 gotas en el eje del cilindro; 1 gota en el interior de los mecanismos, a través del hueco posterior de la aguja percutora ( donde golpea el martillo percutor); 1 gota en el pestillo de apertura; 1 vez al año, 1 gota a cada lado del martillo percutor.

Cada vez que limpiemos nuestro revólver, es una buena ocasión para comprobar su correcto estado de funcionamiento, sobre todo si está “in time”, o sea, que el cilindro está sincronizado con el cañón, y las ánimas se alinean perfectamente con el ánima al bloquearse el tambor. Para ellos, colocaremos la mano izquierda palpando el tambor, e iremos accionando el martillo con la derecha. Cuando escuchemos el “click” que produce el martillo percutor al montarse, el cilindro ya debe estar bloqueado. Si el revólver es de solo doble acción, se aprieta al gatillo hasta notar el click y entonces se comprueba si está bloqueado.

 

Accesorios:

Cachas pachmayr para revolverLa modificación más usual es sustituir las cachas de madera (en ocasiones muy pequeñas), por otras de diferentes formas y materiales. Particularmente he visto muchos de estos revólveres con cachas Pachmayr como las instaladas en los modelos Colt o Smith and Wesson, y que se pueden instalar únicamente desatornillando las antiguas e instalando las nuevas.

 

Conclusiones personales:

Lógicamente, habiendo estado en el mundo del tiro durante 25 años, era inevitable que, en un momento u otro, no hubiera tomado contacto con alguno de estos revólveres. Concretamente, fueros las primeras armas con las que disparé al federarme como tirador olímpico, y posteriormente las utilicé durante un pequeño periodo de tiempo mientras desempañaba funciones como escolta privado ( hecho anecdótico y un tanto “irregular”).

Las armas de los clubes de tiro, las cuales he utilizado en multitud de ocasiones durante mi trabajo como profesor de tiro, están realmente “machacadas”, con decenas de miles de disparos a sus espaldas, y con un mantenimiento mínimo. Recordemos que muchas de ellas dejaron de fabricarse hace 20 o 25 años, a veces incluso más, y que hoy en día es complicado localizar piezas de recambio. Normalmente, cuando una se rompe definitivamente, es jubilada o inutilizada para su venta.

Por tanto, es normal que el funcionamiento no sea todo lo bueno que desearíamos, produciéndose desde fallos de percusión, hasta todo lo contrario: los mecanismos están tan deteriorados, que el martillo no engancha el diente del disparador, y al intentar montarlo en simple acción, el martillo avanza nada más soltarlo, con el consiguiente susto para el tirador ( más aún si es “novel”).

Otro problema son las alzas, que a veces aparecen dañadas e incluso imposibles de regular.

Problema particular de los Astra Cadix ( uno de los modelos más usuales por su bajo precio), es que tras disparar unos 50/60 cartuchos, los residuos depositados en las recámaras hacen que las vainas disparadas se encastren en ellas, obligando a golpear con energía la varilla del extractor, incluso contra la mesa, para poder recargar.

Ya de modo profesional, y durante unos 15 días en los que no hubo disponibles pistolas, se me asignó un revólver como arma reglamentaria en un servicio de escolta. El principal problema que encontré fue la forma de portar la munición de repuesto, ya que es habitual que los vigilantes de seguridad los lleven en un cinturón/ canana, pero como escolta de paisano, no tuve más remedio que echarme la munición suelta en el bolsillo de la cazadora. Pienso que, de haber tenido que recargar, me hubiera visto en serios problemas, pero para 15 días ni siquiera me planteé comprarme speed-loaders.

Por otra parte, una vez lo limpié, no noté en el ( un Astra NC-6), fallos mecánicos o piezas dañadas, y aunque no llegué a dispararlo, imagino que hubiera funcionado bien.

Desde luego, no era “lo mismo” que la semiautomática, pero tampoco me sentí indefenso por llevar ese revólver, tan solo se trataba de una cuestión de mentalidad: los tiroteos no los gana el que lleva la mejor pistola, sino el que está más preparado mentalmente y domina mejor las tácticas.

 

Usuarios:

Policía Nacional foto antiguaEl mayor usuario “oficial” actualmente son las empresas de seguridad privada, concretamente los Vigilantes de Seguridad, cuya arma reglamentaria según la Ley de Seguridad Privada es el revólver calibre .38 Special de 4 pulgadas de cañón. La mayoría de los que se observan en servicio son de las referidas marcas Llama y Astra.

No obstante, también hasta principios de los años 80 se mantenían en servicio en el Cuerpo Nacional de Policía, y hoy en día son armas particulares de multitud de funcionarios (y militares). Mención especial merecen los Manurhin M.R.73 que prestaron servicio en el Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional.

Muchas policías locales también los han tenido, citando por ejemplo a la de Xabia, que los mantienen hoy en día ( Llama modelo Martial), Ibiza ( Astra y Turus), y Betanzos ( Astra Police).

Revórver llama martial policía de Xavia

 

Texto: Pedro Pablo Domínguez Prieto

 

agosto 31, 2014 11:09