Escopeta. Creando la plataforma de tiro. La posición: Después de un tiempo de escasa creación, he decidido avanzar un poco más en el manejo defensivo de la escopeta. Recuerdo que con anterioridad fueron publicados otros artículos sobre esta misma temática que podéis encontrar en los siguientes enlaces:
- Distancias de uso de escopeta defensiva; en el cual se hablaba brevemente de municiones, visores y distancias de uso defensivo óptimas de esa combinación: https://www.stockarmas.com/distancias-de-uso-de-la-escopeta-defensiva/
- Escopeta contra vehículo, todas las claves. La escopeta y sus municiones vs coches: https://www.stockarmas.com/escopeta-contra-vehiculo-todas-las-claves/
El texto de hoy está dedicado íntegramente a la posición (la mía, la que yo uso, “mi posición”) más recomendable para emplear con este arma. Con esta nota pretendo analizar mi propia posición de tiro, que es la que a mí me permite crear una plataforma estable de tiro para el manejo de la escopeta defensiva. Espero explicarme con claridad suficiente.
Una posición estable y equilibrada ayudará a mejorar la precisión y velocidad entre disparos
Dejando de lado el particular manejo, la escopeta presenta fundamentalmente otro problema en su uso, el retroceso. Ocasionado por las municiones que se emplean en ella con fines defensivos: postas y balas. Estos tipos de munición generan unas fuerzas considerables que ocasionarán grandes movimientos en el arma tras cada disparo con la consiguiente pérdida de precisión, estabilidad, velocidad entre disparos, etc., a menos que se haya adoptado una posición estable y equilibrada.
Reconozco que soy un maniático con algunas cosas y una de ellas es esta, la posición corporal, ya que la considero fundamental y por eso elijo este aspecto para iniciar la explicación del manejo del arma; posteriormente vendrá otro artículo con el que intentaré detallar el manejo (“mi manejo”).
1. Los pies:
Las casas se construyen desde los cimientos y, en este caso, los cimientos están en nuestros pies. Ellos van a ser la base de esa estabilidad. Nuestros pies van a transmitir al suelo el resto de la fuerza de retroceso que no hayamos sido capaces de compensar con nuestra posición de tiro.
Seguro que os viene a la mente algún video de you tube en el cual una persona dispara un arma y durante el retroceso la vemos elevarse y hasta dar varios pasos hacia atrás al no haber adoptado una plataforma de tiro estable.
Veamos si explico esto. Por un lado, nuestros pies proporcionan un agarre que va a evitar que haya desplazamientos corporales si la posición del resto del cuerpo está bien adoptada. Por otro lado, nuestros pies sirven de conductor para el resto de la fuerza generada por el disparo y que no ha sido absorbida y disipada por la posición corporal.
Vamos a analizar la posición de la silueta adyacente (imagen derecha). Supongamos que nuestro tirador tiene situados ambos pies alineados y separados una distancia equivalente a la anchura de sus hombros. Es la posición que adoptamos cuando estamos esperando, es una posición estable que no requiere gasto energético ni esfuerzo. ¿Qué ocurre si disparamos? Sea arma corta o larga va a ocurrir lo mismo: el empuje que genera ese disparo se convierte en una fuerza que impulsa el arma hacia detrás. Esa fuerza se generando una vibración y provocando una pérdida de equilibrio en el tirador. Seguro que se ha entendido esa explicación.
La imagen inferior muestra la modificación de esta posición inicial. La vamos a ir analizando para entender lo simbolizado.
La imagen número uno (en la izquierda) es la que adoptaremos para buscar conseguir un poco más de estabilidad cuando empuñamos un arma corta y no deseamos recibir esa pérdida de equilibrio comentada. Lo único que vamos a hacer, inconscientemente, es retrasar un poco uno de los pies: en caso de un tirador diestro, el pie derecho. Al hacer esto acabamos de ganar estabilidad y apenas nos moveremos en cada disparo.
Si desplazamos el peso del cuerpo hacia los metatarsos, que es la zona coloreada en rojo en la imagen de la izquierda, pasaremos a compensar aún más esa fuerza y nuestra vibración será mucho menor. ¿Cómo lo hacemos? Es sencillo, se trata de inclinarnos ligeramente hacia delante mediante una pequeña flexión de rodillas y llevando el mayor porcentaje del nuestro peso al frente a la vez que situamos los hombros ligeramente adelantados a las caderas. Notaremos como si nuestros dedos se “agarrarsen al suelo”.
La imagen derecha muestra lo que trato de explicar. En ella se ve que la línea de los hombros (amarilla) está ligeramente adelantada a las caderas (línea roja), con lo cual acabo de desplazar mi peso hacia los metatarsos. Al hacer esto añado peso a mi posición corporal, 71 kg para ser exactos, y pasa a oponerse a la fuerza que tratará de transmitir mi pistola a mi cuerpo en cada disparo. Consigo estabilizarme y la vibración será menor, habrá una menor pérdida de la visión sobre el objetivo, podré encadenar series de disparos con más velocidad, etc. Esta es la posición que voy a adoptar para hacer fuego con un arma corta o con cualquier arma de retroceso reducido (subfusil, carabina en calibre pequeño, etc.).
Si nos vamos a la imagen número dos y la comparamos con la anterior (1) podemos ver que los pies se han separado un poco del cuerpo en profundidad, manteniendo esa distancia entre ellos equivalente casi a la anchura entre hombros. El pie más retrasado va a servir para compensar el retroceso de un mayor calibre ya que produce más vibraciones.
Además se deben relajar un poco más las rodillas, de modo que el peso si antes se repartía por ejemplo un 50/50 entre ambos pies, ahora pasamos a desplazarlo un poco más hacia el pie más adelantado (55/45). Seguimos compensando el retroceso oponiendo, entre otras cosas, el peso de nuestro cuerpo a la fuerza que genera el disparo.
Pasamos al esquema número 3. Los pies se han separado aun más en profundidad y las piernas ligeramente flexionadas hacen que el centro de gravedad descienda y se añada más peso aun hacia la pierna adelantada (por ejemplo 65/35). Además nuestro cuerpo se gira ligeramente para poder adoptar una posición cómoda.
La diferencia de disparar una escopeta con la posición 1 a hacerlo con la posición 3 va a ser, como ya se ha dicho antes, estabilidad y menor vibración, menor elevación y menor pérdida de la visión sobre el objetivo, por tanto, podremos encadenar series de disparos con más velocidad.
2. Los brazos:
Si las piernas y los pies soportan y estabilizan las fuerzas generadas en los disparos, los brazos sostienen y dirigen el arma. Por tanto debemos huir siempre de posiciones rígidas que obviamente serán difíciles de mantener durante un espacio indeterminado de tiempo.
Particularmente no tengo instalado en mi escopeta ningún tipo de grip delantero (ni en mi fusil de asalto). Considero que anatómicamente no son muy compatibles con la morfología de la mano. Me di cuenta que si usaba un grip vertical en mi fusil terminaba situando la mano en el ángulo que formaba este con el guardamanos; si lo quitaba y la apoyaba en el ángulo que se forma delante del cargador, se me quedaba muy corto. Al final decidí no llevar grip.
Lo que sí llevo es un punto de referencia que me marca la posición para el pulgar de mi mano de apoyo, que no es otra cosa que la pieza con la que uno la correa portafusil al arma mediante un raíl picatinny. Sin más. Mi mano está en una posición natural, no hay muñecas retorcidas, no hay brazos rígidos, no hay posiciones antinaturales.
El brazo que empuña se flexiona de forma natural al empuñar el arma tratando de pegarlo lo más posible al costado para que el hombro cree una especie de apoyo natural a la culata y así evitar que esta se resbale hacia afuera. Lo ideal es llevar la culata cercana al músculo pectoral; esto es válido para fusil o para escopeta ya que en ocasiones estaremos limitados por el material de protección portado. Por ejemplo mi “viejo” chaleco portaplacas que incorpora salvavidas y me obliga a desplazar el arma al pectoral (correcto) o al brazo (mal).
También la posición de este brazo está muy condicionada por el arma, por ejemplo la culata de mi escopeta es un poco larga para mi gusto y me obliga a separar un poco el brazo. Aunque reconozco que para mí es una posición cómoda y el arma no sufre grandes relevaciones ni movimientos.
Los brazos sostienen y dirigen el arma.
3. Conclusiones:
Tan sólo insistir en que es importante adoptar una postura corporal que permita concebir en todo momento una plataforma de tiro estable y que esta posición corporal debe ser fácilmente adoptable.
Considero que esta posición de tiro es una posición cómoda porque se puede mantener durante bastante tiempo ya que no hay músculos en tensión, además es una posición dinámica puesto que las extremidades están en una postura natural, no rígida y permite efectuar cambios de dirección en el caso de objetivos que aparezcan por el escenario en el que nos desenvolvemos.
Esta es una posición que me funciona a mí, por lo que cualquier otra persona quizás deba variarla para adaptarla a sí mismo aún así espero que os sea de utilidad. Volveré a la carga con el siguiente artículo.
Texto: Arturo Mariscal Rubial