Muchos profesores de Tiro Policial de todo el mundo utilizan la clasificación de los cinco niveles de competencia y pericia en el manejo de armas que seguidamente detallo. Aun internacionalmente muy extendida entre los profesionales de la enseñanza y la táctica policial, durante años pocos hemos sido capaces de confirmar, con garantía, cuándo, dónde y quién creó tal división de niveles de capacidad profesional. Pero según el psicólogo norteamericano Davis Grossman, autor de la magistral e imprescindible obra Sobre el combate (Editorial Melusina SL), el creador de este modelo de clasificación de niveles de pericia es John Foy, instructor jefe en materia de Tiro y Armamento en la Academia de Policía de Peace, en Ohio (Estados Unidos).
Todos convendrán conmigo en que la clasificación es ingeniosa, didáctica y extremadamente acertada. Un servidor se ha permitido ciertas licencias en la descripción de los perfiles, detallando algunos a tenor de sus propias experiencias como instructor de policías españoles de todos los cuerpos.
Lean y juzguen:
Primer Nivel: INTENCIONADAMENTE INCOMPETENTE (II)
Aunque parezca mentira, estos, los IIs, son aquellos que están obligados a llevar armas por imperativo del cargo. Son quienes las portan obligatoriamente por ley. Estos, además, conocen perfectamente sus nulas habilidades, pero pese a ello se niegan, cerrándose en banda, a mejorar su pericia. El II, por vaguedad y miedo al ridículo, no participa en los entrenamientos de su unidad o plantilla. Sabe de su torpeza en la materia y evita acudir a la galería de tiro: pone escusas y echa balones fuera.
Las páginas de los periódicos están llenas de noticias protagonizadas por sujetos de este perfil. Por desgracia, los IIs provocan accidentes con demasiada frecuencia. Sucesos que acaban con las vidas de vecinos, familiares, compañeros o propias. Por regla general, incluso siendo obligados a acudir a las tiradas reglamentarias, no se sacará nada positivo de ellos. Estérilmente consumiremos tiempo, munición y esfuerzos.
Segundo Nivel: DESCONOCEDOR DE SU INCOMPETENCIA (DI)
El DI no sabe que no sabe. Es incompetente porque todavía no ha descubierto que lo es. Normalmente, estos sujetos han sido entrenados de modo muy básico y a veces ni eso. Los profesionales de este segundo grupo seguramente nunca se han visto ante una situación real que haya dejado al descubierto sus carencias. Sin embargo, conozco casos de DI que ante una situación real se han sentido y sabido no preparados. Pese a todo, han preferido gastar su tiempo en cualquier cosa antes de asumir que requerían de formación extra. Me atrevo a decir que dentro de este perfil es donde se encuentran el mayor número de profesionales armados.
Sn DI aquellos que solamente acuden a los ejercicios de tiro reglamentarios en su institución policial, pero lo hacen sin interés alguno. Van regañadientes. Dan por buena y sobrada esa formación o entrenamiento periódico, muy periódico casi siempre.
Gran parte de los policías que se ajustan a este perfil se dan cuenta de sus lagunas y paupérrimas habilidades en los peores momentos. A veces es demasiado tarde, descubriendo sus miserias cuando ya han sido gravemente heridos con armas de fuego u otros instrumentos. La mayoría nunca lo descubrirá.
Tercer Nivel: CONSCIENTEMENTE INCOMPETENTE (CI)
Si el DI sobrevive a su primer encuentro armado, o es testigo próximo de algo similar en la persona de un compañero, se convertirá en un CI: ¡ahora sabe que no sabe! Seguramente, tan pronto tenga ocasión buscará refuerzo formativo. Ha despertado y le ha visto las orejas al lobo. Ha abandonado la ‘caverna platónica’ y además por la puerta grande. Desde este momento sabe algo más: no quiere que le vuelva a ocurrir. Desde ya, se convierte en una persona con interés por el tiro y el manejo de las armas. Atenderá las explicaciones y lecciones de los instructores y estará motivado. Ya no criticará a los que se entrenaban mientras él no lo hacía. Quiere alcanzar cierto grado de pericia.
Cuarto Nivel: CONSCIENTEMENTE COMPETENTE (CC)
Con la filosofía adecuada del entrenamiento y con interés por parte del alumno, un CI se puede convertir en un CC. El CC llegará a manejar su arma con habilidad y seguridad, solventando interrupciones y desenfundando con celeridad ante la señal del director del ejercicio. Llegará a entender que su disparo debe alcanzar el blanco seleccionado, pues de no ser así alcanzará un objetivo al que no quería impactar. Esto puede provocar lesiones o daños innecesarios, un riesgo muy alto que nunca se debe correr. Nosotros, los policías, somos los buenos, es el malo el que, por serlo, se puede permitir cualquier cosa y resultado.
El CC ya conoce las posiciones de tiro. Maneja varias técnicas defensivas para usarlas en determinados supuestos y se siente cómodo en la galería, aun cuando se le instruya bajo presión. Pero pese a todo esto, todavía no reacciona de modo instintivo ante situaciones extremas.
Quinto Nivel: INCONSCIENTEMENTE COMPETENTE (IC)
El IC es el menos común de los perfiles. Este perfil se puede denominar como de maestría. No es fácil encontrar a muchos ICs en una misma plantilla. El IC, tras muchas horas de entrenamiento, miles de disparos, años y años de repetición de ejercicios en seco, maniobras y manipulaciones con su arma, ante el indicio de un ataque será capaz de reaccionar instintivamente y salir de la línea de tiro de su potencial agresor. A la par que salga de la línea de su atacante, podrá desenfundar y dirigir su arma hacia él. Sabrá cubrirse de modo eficaz con lo que encuentre en la escena.
El IC también habrá preparado su mente, y no solamente su cuerpo y equipo, para el enfrentamiento a vida o muerte. Ha reflexionado mil veces sobre la posibilidad de tener que usar su arma contra otra persona que pudiera tratar de quitarle la vida. Ante tal reflexión, asume que llegado el caso lo hará. Disparará contra quien tenga que hacerlo, pero obviamente bajo la estricta observancia de lo que el ordenamiento jurídico establece respecto al empleo de las armas y de la legítima defensa.
El IC es aquel que ante una interrupción de su arma, y tan pronto ésta se produce, consigue resolverla y devolver su herramienta a la situación de fuego eficaz y todo, además, en décimas de segundos.
CONCLUYENDO
Estoy convencido de que todos los que están leyendo ahora este trabajo conocen a compañeros que podrían encajar perfectamente en los cinco niveles descritos, ¿verdad que sí? También estoy seguro de que la mayoría de esos compañeros identificados como integrantes de alguno de los perfiles, encajan en los niveles primero, segundo y tercero. Llegados a tal conclusión, les insto a que participen de algún modo en mejorar las capacidades de sus semejantes más próximos. Traten de hacerles entender que deben tomarse más enserio esta materia. Intenten hacer llegar este texto a esos colegas. Puede que algún día tanto ustedes como ellos se sientan mejor sabiendo que al menos se intentó.
Además de a sus compañeros, trasladen este artículo, o su filosofía, a sus mandos y responsables políticos y sindicales, pues ellos, más que nadie, son los responsables de los estancamientos de la debida evolución. Recuérdenles que la Administración está obligada a formar de modo continuo y permanente a los funcionarios y que esta materia, la de tiro y armamento, no pica, no provoca ronchas y no contagia enfermedades. Todo lo contrario. De una mala formación se deriva una mala praxis y de ella daños y lesiones propias y ajenas y a veces muertes innecesarias. De esas muertes, después, no solo el funcionario deberá responder ante la Justicia sino que la propia Administración tendrá también que hacerlo en muchos casos.
La curiosa y realista clasificación que acabamos de conocer está basada en la Programación Neurolingüística (PNL), que es el estudio de los procesos mentales con el fin de obtener un modelo formal y dinámico de cómo funciona la mente y la percepción humana en el aprendizaje. La PNL intenta definir patrones directos sobre la conducta humana en relación con el lenguaje. El estudio de esta programación tiene sus orígenes en las investigaciones publicadas por Richard Bandler y John Grinder, en 1973.
Bandler estudió Psicología, Matemáticas e Informática en la Universidad de California, culminando sus estudios en esta universidad en 1973. Y Grinder, además de ser especialista en Lengua Inglesa, por la Universidad de California, cursó estudios de Psicología en la Universidad de San Francisco. Durante la guerra fría fue capitán de Operaciones Especiales del Ejército norteamericano, estando destinado siempre en Europa. En esa época también ingresó en la CIA (Central de Inteligencia Americana).
Texto Ernesto Pérez Vera
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