Presentación del libro “En la línea de fuego: Realidad de los enfrentamientos armados”

 

Portada libro en la linea de fuego.Presentación del nuevo libro de Ernesto Pérez Vera y Fernando Pérez Pacho. “En la línea de fuego: Realidad de los enfrentamientos armados” 

Seguramente todos sabéis que Ernesto es uno de los autores sobre temas policiales más conocidos de nuestra geografía, pero para aquellos que se adentran en la materia me gustaría hacer una pequeña presentación de este gaditano de 43 años.

Hijo y nieto de policías siempre se inclinó por la profesión, él mismo se define como un “policía vocacional”. Después de su paso por las Fuerzas Armadas en el arma de Infantería, se dedicó a ejercer diversas competencias en la rama de la seguridad privada hasta que ingresó en la Policía Local de la Línea de la Concepción, llegando a ejercer el mando de la Unidad Especial de la Policía Local. Es autor de numerosas publicaciones profesionales relacionadas con las armas, balística, tiro policial, etc. Colabora en varias publicaciones escritas de tirada nacional así como en distintos medios digitales. Es instructor de tiro policial y miembro de la prestigiosa AEITP (Asociación Española de Instructores de Tiro Policial) y ha dado numerosas conferencias a diferentes asociaciones profesionales sobre balística y técnicas avanzadas de tiro.

Ernesto Perez VeraComo acabamos de ver, Ernesto es reconocido como un experto en temas policiales y sin duda sus reflexiones son tenidas muy en cuenta por la comunidad que forman los agentes de la ley. Pero este libro, escrito junto el psicólogo Fernando Pérez Pacho, es distinto a las publicaciones a las que nos tiene acostumbrados. “En la línea de fuego” está escrito con un estilo narrativo diferente que más pudiera parecer una novela, pero una novela que relata historias ciertas y reales con la que los autores, además de enseñar, han querido entretener al lector.

Durante más de dos años, ambos entrevistaron a una treintena de policías españoles de todos los cuerpos. A estos agentes les une el hecho de haber vivido la lamentable situación de verse ante la muerte al ser atacados por otras personas. Policías que en muchos casos fueron gravísimamente heridos. Otros presentaron lesiones de menor entidad y algunos incluso regresaron ilesos a sus casas.

Através de la lectura de este libro podrás saber qué se siente cuando se está ante el filo de un arma blanca, la imagen de una escopeta, de un revólver o incluso de un fusil de asalto con la intención de acabar con tu vida. Hechos ante los cuales algunos agentes ni se defendieron, otros fallaron sus disparos y varios mataron o hirieron a sus agresores para neutralizar la amenaza.

Fernando, como psicólogo clínico, y Ernesto, como policía e instructor de tiro, analizan en cada capítulo el comportamiento que ofrecieron los entrevistados, aflorando desde lo más profundo de ellos los sentimientos que recuerdan haber experimentado ante tal situación de estrés.

En el libro también se pone de manifiesto la escasa instrucción que generalmente tienen los agentes respecto al uso de sus armas de servicio, y además se describen las muchas mentiras que se cuentan sobre qué hacer y cómo actuar ante situaciones de vida o muerte, sentimientos que normalmente permanecen enterrados. En definitiva, cosas que nadie cuenta y que se suelen ocultar.

Dedicatoria de la obra

Dedicatoria de la obra

Aprovechando la salida a la luz de su nuevo libro, hemos querido realizar una pequeña entrevista para hablar con Ernesto de su obra y de otras cuestiones que seguro que os resultan de interés.

-Lo primero, Ernesto, es agradecerte estas palabras que nos dedicas, siempre es un placer charlar un rato contigo. Según comentas, este libro es diferente a tus otras publicaciones, digamos que es un libro que está por encima de la temática a la que nos tienes acostumbrados. ¿Cuéntanos qué vamos a encontrar de diferente en esta obra respecto a tus anteriores trabajos y a qué público está dirigido?

-Las gracias os las doy yo a vosotros por el sincero interés que estáis demostrando por este libro y mis anteriores trabajos.

Mira, este libro es diferente a todo lo que he hecho hasta ahora por una sencilla razón: no soy yo quien dice que se pierden habilidades motoras y capacidad cognitiva cuando se está ante un serio e inminente peligro. Normalmente escribo artículos al respecto y baso sus contenidos en estudios científicos que se pronuncian en ese sentido. Si bien es verdad que creo en lo que escribo porque confio en los investigadores a quienes leo las conclusiones de sus estudios, esta vez he buscado a las víctimas y no a los de las batas blancas. Fernando y yo hemos ido a la fuente más fresca, a la víctima. Al policía que te dice que olvidó cargar la pistola cuando oyó los disparos del malo. Al funcionario que manifiesta que montó cinco veces la pistola antes de efectuar el primer disparo. Al compañero que te dice que disparó casi treinta tiros y que para ello cambió de cargador ante los propios malos, pero que pese a tenerlos a cinco metros de distancia no hirió a ninguno. Por todo eso este libro es distinto. Ahora no es un neurocientífico el que dice que esto puede pasarle a un ser humano aunque sea policía. Ahora te lo cuenta el policía, aquel que mientras no atinaba a hacer nada eficaz recibió varios tiros o varias cuchilladas. Agua fresca. Luz.

-¿Cómo surgió la idea de realizar una obra de estas características?

-Lo cuento en la introducción del libro. Fue Fernando el que me guiñó el ojo. Nos conocíamos de leernos mutuamente, pues ambos, como sabes, administramos nuestros propios blogs. Me dijo que a ver si hacíamos algo juntos y míralo… ya es una realidad con nombre y apellido.

-Alguien que vive una situación de estrés de supervivencia o estrés de combate a buen seguro entenderá mejor las reacciones de un policía que se ve envuelto en enfrentamiento armado. Tu mismo sufriste un hecho parecido a los que se narran en el libro, ¿Te identificas con algunos de los entrevistados?

-Amigo, amigo, amigo, yo soy uno de los capítulos. Esto es algo que pocos saben, pero que todos los lectores sabrán desde este momento. Claro, claro que me identifico con muchos de ellos. Yo diría que con casi todos. Casi todos experimentamos sensaciones parecidas, cuando no idénticas, tanto antes (instantes previos) como durante y después de finalizar la intervención.

Muchos hemos pasado por ingresos hospitalarios, operaciones quirúrgicas y por el ostracismo institucional. Sabes una cosa, lo que más duele no es que te quiera matar un delincuente, esto es algo que personalmente acepto y comprendo, lo más cruel es que los tuyos, los de placa y porra, te critiquen, no te crean, te escupan e inunden de mentiras el ambiente porque no son capaces de comprender las cosas. Y no las comprenden porque ni se las imaginan o plantean, aunque también estas cosas son muy hábilmente aprovechadas por los compañeros que no te tragan, ya me entiendes: deporte nacional.

Mira qué locura. Cuando pasó lo mío más de uno corrió la voz de que yo llevaba siempre cartucho en la recámara, vendiendo entre los legos (políticos locales, periodistas y sindicalistas) que era una medida prohibida e ilegal. Estos coincidentes laborales realmente creían que llevar el arma lista para disparar estaba prohibido, pero no sé qué es más triste y aberrante que sean ignorantes o que sean malas personas que preferían sembrar de dudas mi actuación tras conseguir impactar al atacante. La ignorancia es muy grande y peligrosa, pero la maldad es mayor en muchos casos, enfermiza.

-Como reza la sinopsis del libro, siempre se dice que en España estas cosas no pasan, que solamente ocurren en EE.UU., pero en tu libro se pone de manifiesto que los enfrentamientos armados entre policías y delincuentes también ocurren en nuestras calles. ¿Son hechos aislados o verdaderamente la sociedad tiene una percepción equivocada de la realidad y estos enfrentamientos suceden más habitualmente de lo que nos creemos?

-Ciertamente no son una cosa diaria, gracias a Dios, pero se dan. Lo digo en algunos artículos, en el libro y en charlas y entrevistas: sacar el arma de la funda es usar el arma. Disparar es otra cosa (otra modalidad de uso). Pero que en España usamos el arma es seguro, se usa mucho y es lógico y sano. Pero igualmente te digo que hay mucho miedo a usarla, o sea a sacarla. Mira lo que te digo, no se dispara más en intervenciones que legalmente reúnen los requisitos para hacerlo porque hay miedo a todo, al mero hecho de extraerla y exhibirla, a disparar y fallar, a disparar y acertar, etc. Algunos compañeros me han confesado cosas como estas: “Ernesto, el tío me sacó un cuchillo cuando lo acorralé tras recoger las papelinas que arrojó al suelo, pero me dio miedo sacar la pistola. Me dijo que o lo dejaba ir o uno moriría…”. Ese compañero, un gran policía por cierto, no lo detuvo ese día ni nunca más: ahora agacha la cabeza cuando lo ve. Esto es tan verdad como que estoy respondiendo a tu entrevista. Me confesó que tenía miedo a todo, que nunca había disparado con la pistola desde que se la entregaron. Este hombre no sabía nada de nada de su arma. Reconoció que de haber extraído el arma hubiera podido darse un tiro él mismo o darle a un inocente. Pero también tenía pavor a herir al malo, por justificada que pudiera estar la acción. Hoy, gracias a un entrenamiento corto, esporádico, pero eficaz, es un policía seguro en el manejo y bastante efectivo en el tiro incluso en condiciones con cierta complejidad. ¿Cuántos habrá así en todos los cuerpos? Repito, en todos los cuerpos.

contraportada libro en la linea de fuego-Entonces, ¿cómo describirías la realidad de la calle respecto al uso de armas de fuego por parte de los delincuentes?¿Mafias?

-Hablaré de mi realidad, de mis catorce años de policía pateador de las calles de una ciudad nada sencilla sino muy complicada y conflictiva. Te garantizo que ahí fuera hay muchas armas de fuego, muchas, pero lo bueno es que la mayoría de las personas que las tienen ilegalmente con fines criminales las poseen para defenderse de otros malos. La mayoría, al menos en mi zona, no las lleva con la idea de enfrentarse a la Policía en cualquier circunstancia sino que las sacan de paseo para ir a robar droga a la competencia o para dar un escarmiento a otros miembros del hampa. Ahora bien, esto no quita que en esas idas y venidas se topen con una patrulla, control o lo que sea. En estos casos unas veces las usan tirando contra nosotros y otras veces las arrojan y huyen. He visto las dos versiones. Luego están los que las emplean para robos con violencia y/o intimidación (atracos). Estos son, desde mi humilde opinión y experiencia, más peligrosos. Ahora bien, hay más perfiles de choros armados, como los sicarios, pero esto se escapa de mi especialidad profesional aunque puedo decir que también he detenido alguno al que se le presumía ir “abrigado” si bien jamás encontramos el arma. Posiblemente se deshizo de ella durante la persecución que se produjo cuando eludió un control de carretera (de madrugada). En mi zona la mayoría de la gente que vive al margen de la ley, con cierto nivel, tiene armas en casa para protegerse de otros como él y para vigilar los recintos en los que ocultan mercancías ilícitas.

Pero no olvidemos algo, las armas blancas se incautan por miles anualmente en nuestras calles. A estas les tengo mucho más miedo que a las de fuego. Con estas es muy probable que hasta el menos adiestrado de los primates haga más daño que el menos instruido en el manejo de una pistola. No tengo datos pero sí memoria: todos los años leemos u oímos que se producen cientos de apuñalamientos en España, con o sin muertos pero ataques con armas blancas, pero son muchas menos las noticias que nos llegan con olor a pólvora y sabor a plomo.

-¿Cuál ha sido el capítulo más impactante o en el que se narran los hechos más sobrecogedores?

-Gustarme me gustan todos, te lo aseguro. Teníamos información (entrevistas) para redactar varios capítulos más, pero tuvimos que desecharlos por espacio. Todos aportan mucho, de verdad. Incluso los casos que menos sangre derraman presentan una moraleja de máximo interés. Es más, en algún capítulo (creo que uno) no hay ni disparos ni sangre, pero aun así revela cosas muy interesantes. Pero hay muchos muy muy buenos en cuanto al desarrollo de la intervención y su desenlace. No me atrevo a decirte uno para que nadie se me encele (risas), pero tenemos a un niño muerto por dos impactos de la Policía. Este tiroteo es estremecedor. Otro, justo el anterior, me llegó muy adentro. En este nos hirieron a un policía que solamente llevaba tres semanas en el cargo. Heridas muy graves con una escopeta. Siento algo especial por este compañero que gracias a Dios sobrevivió y abatió a su agresor. Y así con todos los demás. Qué decirte de ese otro que recibió un tiro en la cara desde dos metros con una escopeta de caza. Sobrevivió porque se hizo el muerto. En fin, hay que leer el libro entero.

-¿Tuvisteis alguna traba a la hora de que los agentes involucrados en los hechos que se describen en el libro os contaran sus sensaciones, sus sentimientos o accedieran a exponer cuales fueron los motivos para actuar de tal o cual manera?

libro en la linea de fuego-No, nunca. En absoluto. Antes de empezar a trabajarlos en profundidad mantuve entrevistas cortas con todos ellos. Los tenía que convencer de que esto no era una tómbola de feria de “vende humos” sino un proyecto serio que se propondría a editoriales de primera división. Les pedí discreción para que no revelaran nada a nadie. Pero aunque todos me dieron el “sí, quiero” al momento, yo les exigí un tiempo, una semana de reflexión. No era plan de que nos volcáramos al doscientos por cien en las entrevistas, narraciones, redacciones, análisis, etc., y que al mes nos dijeran que se bajaban del barco. Esto nos restaría tiempo para profundizar en otros casos y nos obligaría a tirar de otros candidatos de la lista.

Quiero aprovechar el momento y la ocasión para agradecer a la editorial Tecnos y al Grupo Anaya la confianza e interés que han demostrado para con la obra y ambos autores desde que recibieron el manuscrito. Estamos hablando de grandes entre los grandes, de sellos que se juegan su prestigio, por tanto algo bueno habremos hecho. Es una gran satisfacción haber firmado con ellos.

-Crees que la actuación no acertada por parte de los agentes ante una agresión de estas características, ¿es falta de preparación o son las leyes las que les impiden responder ante un enfrentamiento armado de la manera adecuada?

-De antemano hay que decir que la actuación no acertada en cuanto a su resultado final puede darse incluso en los policías más preparados. Nadie sabe nunca qué va a poder hacer. Una cosa es saber lo que queremos o debemos hacer y otra es hacerlo en tiempo y forma e impecablemente. Te aseguro que nunca se puede saber cómo responderemos. Es más, muchas cosas salen bien por casualidad o porque la suerte se alía con nosotros. Cuando leas el libro lo comprenderás… y hasta ahí puedo leer, que decía aquella.

Sin duda la falta de instrucción no beneficia nunca, es obvio. Pero el factor suerte salta de un lado a otro sin que sepamos nunca en qué acera se detendrá. Te comento un caso que no forma parte de esta obra, pero que conozco con cierto detalle. Ocurrió en los años noventa del pasado siglo. Un compañero, da igual el cuerpo al que pertenecía, fue a las seis de la mañana a tomar café a una gasolinera de carretera. No iba solo, le acompañaba un mando intermedio que había pertenecido a una unidad especial del Cuerpo. El otro, el que no era mando y al que conozco, solo manejaba la pistola en los escuetos y casi domésticos entrenamientos oficiales a los que era convocado. Por cierto, no era nada hábil en el tiro. Pues bien, cuando el coche de policía se adentraba en la pista de la estación de servicio vieron como dos atracadores salían precipitadamente escopeta en mano. Abrieron fuego contra la fuerza presente. El nada diestro tirador descendió corriendo y disparando mientras se alejaba de su coche. Con varios disparos que hizo de aquella forma, a la virulé, consiguió matar de un tiro en la cabeza al tirador. El otro huyó. Este hombre no se acordaba ni de que había disparado. Me dijo que sus tiros (detonaciones) creía que procedían de su compañero, a quien por cierto casi hubo que sacarlo de debajo del asiento del patrullero: ni descendió, ni desenfundó, ni gaitas.

-Los tribunales, desde mi punto de vista y en muchas ocasiones, no tienen en cuenta la influencia del estrés agudo y desconocen los efectos que produce en el policía, pensando y juzgándolo como si se tratase de una máquina que no sufre alteraciones psicofisiológicas durante un enfrentamiento armado, ¿estás de acuerdo?

-Creo que sí, pero también que no. Me explico. Es cierto que los jueces no saben de estas cosas, pero es normal, para eso están los peritos. La cosa está en que los abogados y fiscales tiren de ellos, de los peritos o expertos, cuando se presenten dudas de si es o no posible que sea verdad o mentira lo que dice el agente respecto a que si vio o no vio el arma del malo; o de que dirigió su pistola a una zona aunque el proyectil acabara en otra. A la larga, en el curso de las diligencias previas, o en la sala de vistas el día de la celebración del juicio, si las cosas se hicieron realmente bien se podrán demostrar casi siempre. Yo confío en ello, pero también el factor suerte puede tener cierta cuota de protagonismo a estas alturas.

ataque arma blanca Creo que el verdadero daño nos lo hacemos los policías con la ayuda de los medios de comunicación. Fomentamos las leyendas urbanas y los mitos. Exageramos hasta rozar la mentira. Se difunden noticias mal dadas que calan en la mente de todos. Informaciones y datos impactantes a nivel periodístico que en realidad solamente buscan el sensacionalismo, pero que se tatúan a fuego en las conciencias. Se da pábulo a que condenaron a tal o cual agente por disparar a una persona armada, pero se omiten detalles que a cualquiera con sentido común le diría que la condena es justa. Sin embargo en según qué foros se vende la idea de que ya, contra personas armadas con ese mismo tipo de arma, jamás podremos disparar. Nos hacemos daño a nosotros mismos por no profundizar en los datos. Somos cómodos y nos quedamos con el titular y como mucho con los párrafos del periodista. Pero la verdad no está ahí. Lo que hay que desmenuzar es la sentencia.

Conozco muchos casos de buena mano y con todos los datos que acabaron en sentencias absolutorias. Algunos no llegaron ni a juicio. Sin embargo insistimos en hablar de los policías que resultan condenados, pero nunca internándonos en las resoluciones judiciales. El incidente más sonado de los últimos tiempos fue el de un compañero que hirió de un tiro a un varón al que creyó armado. Ojo, digo creyó. Nunca se demostró que aquel arma blanca hubiera estado en la mano del hombre en el instante en que recibió el tiro. Aquí pudo darse miedo insuperable, lo cual podría suponer una eximente. Seguramente un buen técnico hubiera demostrado que el tiro se produjo accidentalmente dada la tensión del momento o que incluso el cerebro del agente le jugó la mala pasada de ver aquel arma en su mano, cuando en realidad estaba en la escena pero no asida por él. Sin embargo, y permíteme que incida nuevamente, se sigue diciendo que la razón de aquella condena fue otra. Y atención, el funcionario fue indultado de modo parcial, lo que le permitió reingresar o continuar en el Cuerpo.

-Si estuviera en tus manos, ¿cómo mejorarías la preparación de los agentes?

enfrentamiento armado policía-Lo tengo clarísimo, lo primero que haría sería reciclar a todos los instructores. Posiblemente propondría la creación de un centro nacional de formación de tiro. Un lugar inmenso y bien acondicionado en el que se formaran todos los instructores de tiro del país. Una formación idéntica para todos, pero alejada de lo que hoy por hoy se hace en la inmensa mayoría de cuerpos. Desde luego no van mis tiros o pensamientos por los recorridos de tiro, nada de eso. Son divertidos, no lo niego, pero no son la solución. La mayoría nada guardan de semejanza con las verdades que se viven en las calles. Eso sí, no se puede decir que no, mejor que los vetustos ejercicios de tiro de precisión son sin duda. Y por cierto, aún hay cuerpos, especialmente locales, en los que se hacen uno o dos ejercicios de tiro al año desde veinticinco metros, en estático y en precisión. Bochornoso. Pero es que hay cientos de cuerpos en los que no existe adiestramiento alguno. Nulo. Inexistente. Cada organización va por libre y hay muchas organizaciones: cuatro cuerpos autonómicos, creo que cuatro unidades adscritas del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) a cuatro comunidades autónomas, casi dos mil cuerpos locales, dos fuerzas estatales y Vigilancia Aduanera.

Sé de sitios en los que, como en el cuerpo al que he pertenecido, jamás se hacen prácticas de tiro. Repito, jamás. En otros me consta que a los policías les dan una o dos cajas de cartuchos al año o cada varios años y que cada uno se busque la vida: unos las venden, otros las regalan o cambian, algunos se buscan una pared en la que hacer boquetes y meter ruido y otros, los interesados (los menos), se ponen en manos de instructores privados (unos mejores que otros).

-Ernesto ha sido un placer estar aquí contigo, desde Stockarmas te agradecemos estos minutos que nos has dedicado y deseamos que tu libro, “En la línea de fuego: la realidad de los enfrentamientos armados”, sea un nuevo éxito.

Muchas gracias a vosotros por el interés. Solo quería decir una cosa más a los lectores: están todos invitados a la presentación oficial del libro que se celebrará, Dios mediante, el 21 de mayo a las 18,30 horas en la Academia de Policía de Ávila. Ambos autores estaremos allí. El acto será presentado por el inspector jede del CNP José Mª de Vicente Toribio, profesor de dicha escuela.

Habrá más actos de presentación. En Valencia estaremos el día 29, pero también podremos vernos en Sevilla, Cádiz y Algeciras. Ya iremos informando desde la página fan del libro de las fechas y foros.

(https://www.facebook.com/pages/En-la-linea-de-fuego-la-realidad-de-los-enfrentamientos-armados/)

En la linea de fuego

Si eres miembro de las Fuerzas Armadas, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, profesional de la Seguridad Privada, del Derecho, criminólogo, periodista o estudiante de alguna de estas carreras, esta obra tiene mucho que enseñarte.

 

mayo 7, 2014 06:53