Recargando el 30-06. Preparación de la vaina. Antes de empezar con el texto me gustaría comentaros que esta serie de artículos que hoy inauguramos, está dedicada a los no iniciados en la recarga de munición. Por lo tanto, quienes ya lo hagan no encontrarán ningún interés en mis notas debido a que van dirigidas a los que están todavía aprendiendo.
Son unas líneas orientadas al nivel de usuario básico por lo tanto tampoco están dirigidas a aquel que pretende competir debido a que hay algunas fases que se omiten o materiales que no se usan como el neck-turning.
Como dice el título del artículo, a través de esta nota vamos a aprender a recargar el cartucho 30-’06 Sprg desde cero (lo escribo así, con apóstrofe, porque era como hacían los clásicos). Es una munición que conozco muy bien ya que de mi prensa han salido muchos centenares de cartuchos. Además, se encuentra en todas partes debido a que es muy usado y fácil de recargar gracias a que posee un cuello bastante largo, algo característico de la munición de aquella parte de la historia.
Para este antiguo cartucho se recamaran numerosos rifles modernos, así que no debemos tener miedo a toparnos con un rifle débil ya que estas armas estarán fabricadas con materiales y diseños actuales. Además, la ventaja del 30-’06 Sprg es que se encuentran con gran facilidad todo tipo de componentes y pólvoras adecuadas para su recarga. Gracias a que además es calibre .30 hay una enorme cantidad de proyectiles disponibles.
Por último, comentar que de él nacen una serie de cartuchos que comparten muchas de sus características, entre otras, el culote. Así tenemos el 6-06, el 25-06, el 6,5-06, el .270 Winchester, el .280 Remington, el .35 Whelen, el olvidado wildcat .40 Whelen, etc. Esto quiere decir que podremos utilizar el mismo shell holder para todos ellos. Yo personalmente uso RCBS y en esa marca es el #3. (los códigos numéricos de los holders no son iguales en todas las marcas, existen unas tablas de equivalencia)
La vaina
Bueno, lo primero es la vaina. O la compramos nueva o reutilizamos una ya disparada. Si se va a lo nuevo, siempre recomiendo que sea buena: Lapua, Norma, Remington entra en lo suficientemente bueno. Duran bastante y las que se pierden cazando o tirando son realmente pocas. Si se reutilizan se acaba teniendo cajones llenos de vainas que te va dando la gente o que exiges que se recojan del monte y finalmente acaban en tu mochila. Eso es positivo porque te da la ocasión de elegir las vainas que te convenga. No os extrañe esto, yo en realidad sólo uso una cuarta parte de las que consigo, las demás las descarto por diferentes motivos.
Hoy he ido al cajón de vainas Remington que me han regalado algunos compañeros de caza y he escogido una que estaba en buenas condiciones pero sucia, nada aparente. Importante señalar que he escogido una original, que en Remington es fácil distinguir porque muchos modelos de la casa llevan el pistón amarillo. Me gusta que sea así porque si te dan una vaina que ha sido recargada no sabrás a qué presiones se ha disparado y por tanto no sabes en qué estado se encuentra. No me cansaré de decir que sólo hay que fiarse de lo que uno recarga. No nos convencemos hasta que nos pasa algo con vainas de origen desconocido. Sí, a mí también me ha pasado.
Antes de empezar, he comprobado que la vaina esta dentro de las medidas SAAMI (Sporting Arms and Ammunition Manufacturers Institute): 2.484″ mínimo y 2.494″ máximo. Es muy importante en lo que respecta al mínimo porque no conviene hacer fuego con un cartucho corto en una recámara hecha con esas cotas oficiales. Y si es largo ya sé que voy a tener que trimar o recortar la vaina hasta dejarla dentro de esas cotas.
Una vez dicho esto, vamos al primer paso: la limpieza para la posterior preparación de la vaina que por algo se titula de esta manera el texto.
Cada uno limpia como le parece. Yo lo hago hace ya bastantes años con Aladdin; lo compro en Mercadona y un bote dura media vida. En las fotos salgo con un guante de vinilo en la mano que toca el producto simplemente para evitar mancharme, pero no es corrosivo ni nada por el estilo.
El Aladdin crea un barrillo negro cuando reacciona con el metal de la vaina pero se limpia fácilmente un papel. En las fotos se ve cómo el papel de cocina se ha llevado la suciedad y la vaina ha quedado como nueva. Importante limpiar todos los rincones de la vaina: filo del cuello, unión cuello-hombros, ranura de extracción y culote. En algunos de estos sitios acaba quedándose el barro y hay que limpiarlos a conciencia. Hablando de barro, cabe preguntarse qué pasa si se encuentra también dentro de la vaina; salvo que se le tenga mucho cariño, yo la descarto y no me complico la vida, a pesar de todo debo recordar que hay sistemas como la limpieza por ultrasonidos que pueden funcionar bien en estos casos.
Ahora ya se ve mejor la vaina en todos sus detalles. Como ya no hay impurezas adheridas, yo paso a la fase de reconocimiento con los dedos, que muchas veces “ven” más que los ojos. Si me sigue satisfaciendo la vaina, me la quedo. Si no, alicates y a la basura, que es lo que hay que hacer para evitar que una vaina descartada vuelva a la mesa de recarga.
Como vamos a pasar a recalibrar, conviene limpiar bien el interior del cuello para que nada se interponga entre la oliva y la vaina. Llegados a este punto os recordaé cómo funciona un die. La vaina, y sobre todo el cuello, están expandidos y amoldados a la recámara. Es la relación macho-hembra.
Para la limpieza interior del cuello de la vaina existen cepillos o gratas fabricados por diferentes marcas.
Vamos a usar un die FL, que viene de Full-Length, o integral que se dice en español. Las compañías fabricantes de dies los marcan en la parte superior con FL o NS (Neck Size) que es el otro tipo de recalibrado que se hace cuando una vaina viene con toda seguridad del mismo rifle y no tenemos problemas de ciclado; es el caso de la competición. Con el NS el headspace es cero, pero insisto que este tipo de recalibrado se utiliza para recargar siempre munición a usar en el mismo rifle.
El headspace es la distancia desde la cabeza o cara extrema del cerrojo cerrado hasta aquella superficie de la recámara en la que se asienta o descansa el cartucho. En nuestro caso, como el 30.06 es un cartucho abotellado, se asienta en los hombros.
Recalibrado y lubricado
Al subir el pistón de la prensa introducimos la vaina en el die, que como sabemos es una matriz, llevando de esta manera todo al sitio: La vaina se estrecha hasta su medida en contorno y el hombro se ve empujado un poco hacia abajo. El cuello en este primer movimiento se ve reducido de calibre. La auténtica fase de recalibrado del cuello se produce en el segundo movimiento, cuando baja el pistón y la oliva sale de dentro de la vaina. Recuerda que primeramente había entrado sin esfuerzo porque el cuello era más ancho.
En esta fase, debido a los esfuerzos mecánicos del material, hacemos que la vaina se estire un poco. Según los casos, la calidad y los tiros que lleve la vaina, esta crecerá en torno a 0.004″ o 0.005″. Si creciese menos puede estar indicando que se está volviendo agria con los sucesivos recalibrados y está pidiendo la jubilación. Por el contrario con el NS o recalibrado de cuello la vaina no aumenta de longitud y si lo hace es inapreciable con los utensilios normales que tenemos.
Para recalibrar cartuchos de arma larga hay que lubricar la vaina
Por cierto, con el recalibrado FL o completo hay que tener en cuenta la relación entre las medidas oficiales y la recámara. Las oficiales las vemos en la vaina cuando bajamos el pistón, pero las de la recámara no las sabremos salvo que hagamos un molde de “cerrosafe” de la misma.
En muchos casos ocurre que una vaina se ve demasiado reducida su longitud para lo larga que es la recámara, con lo que se ha creado un headspace excesivo. El resultado va a ser que la vaina tiende a romperse por un anillo de debilitamiento que se crea como a un centímetro o centímetro y medio de la ranura de extracción, justo por encima de la copa. La secuencia compresión-expansión le acorta la vida considerablemente.
Para recalibrar cartuchos de arma larga hay que lubricar la vaina. Yo personalmente uso el Imperial Sizing Die Wax, que en su día fue el invento del siglo. Es un súperlubricante para la función de recalibrado. Se pone poquísimo, con lo que cada latita de esas dura dos vidas y media. Se retira con papel, como el Aladdin y no es untuoso. Tienen otro producto para lo mismo a base de grafito e incluso Hornady también tiene otra cera parecida.
En cambio la mayoría de los recargadores que conozco usan mica para lubricar la vaina. Todo el mundo ha visto eso alguna vez, no es otra cosa que una base de plástico con polvo y un escobillón vertical. Ese polvo también es muy lubricante así que perfecto, cada uno que utilice lo que más le guste.
El Imperial Sizing Die Wax se aplica sencillamente con los dedos en el exterior. Por dentro del cuello, que es donde la oliva del die fuerza más la vaina y de donde la estira, me tomo la faena de aplicarlo con un hisopo o bastoncillo y si lo aplicas bien puede que ahorres alguna milésima de estiramiento de la vaina. En todo caso, es un mimo que le haces al material, porque parte del stress del recalibrado se lo transmites al die.
En la imagen adjunto una foto del color que tiene el hisopo tras aplicar la cera. Casi blanco, lo que quiere decir que quedó bastante limpio cuando le pasamos la escobilla esa del mango verde.
A pesar de la lubricidad que se consigue con eso, la vaina siempre crece unas milésimas. Como la vaina ha crecido más allá del máximo (recuerden, 2.494″), hay que trimarla. Mi política personal es ni siquiera dejarla en el máximo permitido sino un poco antes. Digamos en torno a 2.490″. Ambas fotos muestran los dos momentos, antes y después del trimado.
Para el largo de la vaina, distingo si he recalibrado o si no, porque en muchos casos cuando es una vaina de munición original que sólo ha pegado su tiro nos encontramos con que no llega ni al mínimo SAAMI. Ya es bastante encontrar vainas que entran en las medidas y por eso muchas veces el primer recalibrado arroja una vaina que mide el mínimo justito. Insisto en que no me gusta disparar en una recámara standard un cartucho hecho con una vaina más corta. No pasa nada en realidad, pero es una norma que sigo al pie de la letra. Esta es la prueba de que si conociéramos bien nuestra recámara sabríamos exactamente qué medida tiene, pero por el momento hemos de guiarnos por las medidas oficiales. Cuando un tirador o cazador se hace un rifle custom tiene en cuenta este tema y se hace también los dies custom para ese rifle.
Trimado
Mi trimmer es manual. Todo el mundo sabe lo que es un trimmer, así que vamos a distinguir tres partes esenciales en esta herramienta que sirve para recortar vainas: el cuerpo, que es un mini-torno; el pilot; y el holder.
El pilot se mete dentro de la boca de la vaina y evita que se mueva con las vibraciones del corte; lógicamente hay tantos pilot como calibres. En la foto puse cinco pilots de distintos calibres a título de ilustración. El calibre del pilot es ligeramente inferior al proyectil, claro.
El último elemento es el holder. En casi todos los modelos de trimmers se hace presión con la palanca hacia abajo o se gira para se haga más grande el espacio por donde se sitúa el holder, que tiene unos agujeros de fijación, por una parte para que entre bien en su alojamiento y por otra para meter con facilidad el culote de la vaina; se suelta la palanca y queda fijado todo, culote y holder. He puesto la foto de varios holders para que se vea claramente que no son universales. Por ejemplo para el 30-’06 Sprg (y toda la familia) es el #03 de RCBS. Vienen cuatro en el kit de RCBS y con ellos trimas prácticamente todos los cartuchos.
Veamos la secuencia en imágenes:
1º El holder retenido atrás en el trimmer.
2º El holder adelantado al presionar la palanca del trimmer.
3º La vaina metida en su alojamiento, ya con la palanca suelta y por tanto todo retenido hacia atrás, encarando el pilot. Llegados a este punto ajustamos a que longitud a la queremos dejar la vaina y giramos la repetidamente.
Una vez trimada la vaina hay que desbarbar y chamfranear. Para eso hay un utensilio que parece una bala con “rabos” y que es exactamente como el que se usa cuando se cortan tubos. Tiene corte en la punta para el interior de la boca de la vaina, y en los rabos, para el exterior de la boca de la vaina.
Se puede usar a mano o con un destornillador eléctrico. Yo uso lo segundo pero sobre todo porque no varías el ángulo de ataque; por lo demás, con la mano desbarbas perfectamente bien, no hace falta más fuerza.
Esta función es muy importante. Por una parte, retiras la viruta del corte del trimador y el material de la vaina presenta un corte perpendicular a su sección que arrastra metal. Esa viruta es sumamente perjudicial si llega a penetrar en el cañón porque se aloja en las estrías y vuelve el cañón inservible. Me colaron una vez un rifle que tenía ese problema así que hay que retirarla bien.
La otra gran ventaja es doble. Por una parte, el canto de la boca de la vaina ya no es vivo sino achaflanado, chamfraneado que se dice. Con ello ya goza de una entrada potencialmente más fina en la recámara. Por otra parte, al asentar el proyectil, la vaina agradece ese chamfraneado interior porque una FB (Flat Base) entra dura casi siempre, por mitigado que tenga el ángulo de la base pero así al menos tiene una ayuda. Para una BT (Boat Tail) es más fácil, pues entre ese chamfraneado y la cola de bote es muy cómodo asentar la bala. Este tema es clave a la hora de recargar cartuchos de sección fina, como el .22 Hornet, que se pueden llegar a arrugar por compresión con un poco de resistencia.
Por cierto, para amantes de productos de calidad, el chamfraneador por excelencia es el que hace Wilson. Magnífico tirador, que al retirarse de la competición creó su propia marca de productos de recarga con una división de ensamblado de armas. Extraordinarios productos. Me parece recordar que es el que pone RCBS en el kit. Y si estos tíos lo hacen …
Las barbas y el brillo del corte del metal tras trimar. El papelito fino ilustra que hay un tropiezo
Hasta aquí este primer artículo sobre la recarga de munición del 30-06 en el que hemos tratado todo aquello relacionado con la preparación de las vainas. En sucesivos artículos explicaré los demás pasos para que un recargador novel monte con éxito sus propios cartuchos
Texto: JohnWoolf
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